LA CIENCIA POR GUSTO
Moderadores: tequileitor, ASIMOV22, Moravec
Buen punto mi estimado Robert. Utilizar la clonación para fines reproductivos no tiene mucho chiste que digamos y el conflicto ético sería bárbaro. La clonación con fines terapéuticos es por demás la mejor opción para el uso de esta tecnología, aunque trae consigo más y más conflictos éticos. Tal vez esto nunca se podrá resolver. Tanto en México como en Estados Unidos, la prohibición de los gobernantes derechistas (y porqué no, ultraderechistas religiosos) lo único que trae es un rezago ante naciones como Corea del Sur que ya ha avanzado bastante al respecto aunque claro, todavía falta mucho.
Aún así, creo que tarde o temprano el vecino del norte comenzará a realizar pruebas y a emplear estas técnicas. El problema ético tal vez nunca se resuelva. Recuerdo que Martín hacía una comparación entre esto de la lonación y el uso en siglos pasados de cuerpos muertos para la nseñanza médica o la experimentación. Sin embargo, creo que se ha vencido esto de la crítica de si usar o no cuerpos, mas la clonación involucra que gente muy religiosa se espante y aluda que los científicos quieren ser dios o desen toma su lugar. Sencillamente, tal vez ese problema ética nunca se resuelva del todo.
Saludos
Aún así, creo que tarde o temprano el vecino del norte comenzará a realizar pruebas y a emplear estas técnicas. El problema ético tal vez nunca se resuelva. Recuerdo que Martín hacía una comparación entre esto de la lonación y el uso en siglos pasados de cuerpos muertos para la nseñanza médica o la experimentación. Sin embargo, creo que se ha vencido esto de la crítica de si usar o no cuerpos, mas la clonación involucra que gente muy religiosa se espante y aluda que los científicos quieren ser dios o desen toma su lugar. Sencillamente, tal vez ese problema ética nunca se resuelva del todo.
Saludos
[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Y aquí tienen, la columna de esta semana. Saludos
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
Espejos en el cerebro
Para Laura Lecuona,
compañera cinéfila
La escena es común. Un celular suena a media película. Un
desconsiderado
contesta y se pone a hablar. Un vecino se queja. La agresión que sigue
no
es tan común: el del celular amenaza con arrojar su refresco al
quejoso,
que se repliega con cada vaivén del vaso, causando la risa del agresor.
El
líquido finalmente es arrojado, pero la reacción del agredido
(levantarse
para poner una queja) provoca una respuesta inesperada: el agresor se
lanza
sobre el quejoso, derribándolo e iniciando una gresca.
Más allá del estudio de la agresión entre primates, el ejemplo destaca
la
novedad de la última década de estudio del cerebro: la existencia de
neuronas espejo que simulan o reflejan lo que observamos. Las de la
región
que controla el movimiento de nuestro brazo se activan cuando el sujeto
ve
a otro individuo estirar el suyo para tomar algo. Las del tacto, que se
activan al rozar la pierna con una pluma, pueden también activarse al
ver
en video cómo la misma pluma roza la pierna de otro.
La utilidad de las neuronas espejo, descubiertas originalmente en
simios,
parece ser predecir los movimientos (e incluso las intenciones detrás
de
los movimientos( de quienes nos rodean. El contexto de una misma acción
(tomar una taza de café) activa distintas áreas del cerebro dependiendo
de
si la intención parece ser beber (cuando la mesa está ordenada y hay
galletas y leche al lado) o simplemente limpiar una mesa desordenada.
Las neuronas espejo incluso parecen jugar un papel en la capacidad para
sentir empatía: ponerse en el lugar de otra persona. Las de niños con
problemas de empatía, así como de pacientes autistas (in-capaces de
generar
modelos internos de lo que sienten otras personas) presentan menor
actividad que las del común de la gente.
En el cine, el quejoso se encogía ante la amenaza del refresco porque
sus
neuronas espejo le permitían leer la intención del agresor: mojarlo.
Las
del agresor interpretaron, erróneamente, el ponerse de pie como un
preludio
a la agresión.
El estudio de las neuronas espejo promete ser importante para la
psicología
clínica y del aprendizaje, el autismo e incluso quizá en la actuación y
la
mercadotecnia. Mientras los cines no instalen bloqueadores de celulares
en
sus salas, sólo espero que la próxima vez que mi vecino conteste su
teléfono no haya también comprado un refresco.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
Espejos en el cerebro
Para Laura Lecuona,
compañera cinéfila
La escena es común. Un celular suena a media película. Un
desconsiderado
contesta y se pone a hablar. Un vecino se queja. La agresión que sigue
no
es tan común: el del celular amenaza con arrojar su refresco al
quejoso,
que se repliega con cada vaivén del vaso, causando la risa del agresor.
El
líquido finalmente es arrojado, pero la reacción del agredido
(levantarse
para poner una queja) provoca una respuesta inesperada: el agresor se
lanza
sobre el quejoso, derribándolo e iniciando una gresca.
Más allá del estudio de la agresión entre primates, el ejemplo destaca
la
novedad de la última década de estudio del cerebro: la existencia de
neuronas espejo que simulan o reflejan lo que observamos. Las de la
región
que controla el movimiento de nuestro brazo se activan cuando el sujeto
ve
a otro individuo estirar el suyo para tomar algo. Las del tacto, que se
activan al rozar la pierna con una pluma, pueden también activarse al
ver
en video cómo la misma pluma roza la pierna de otro.
La utilidad de las neuronas espejo, descubiertas originalmente en
simios,
parece ser predecir los movimientos (e incluso las intenciones detrás
de
los movimientos( de quienes nos rodean. El contexto de una misma acción
(tomar una taza de café) activa distintas áreas del cerebro dependiendo
de
si la intención parece ser beber (cuando la mesa está ordenada y hay
galletas y leche al lado) o simplemente limpiar una mesa desordenada.
Las neuronas espejo incluso parecen jugar un papel en la capacidad para
sentir empatía: ponerse en el lugar de otra persona. Las de niños con
problemas de empatía, así como de pacientes autistas (in-capaces de
generar
modelos internos de lo que sienten otras personas) presentan menor
actividad que las del común de la gente.
En el cine, el quejoso se encogía ante la amenaza del refresco porque
sus
neuronas espejo le permitían leer la intención del agresor: mojarlo.
Las
del agresor interpretaron, erróneamente, el ponerse de pie como un
preludio
a la agresión.
El estudio de las neuronas espejo promete ser importante para la
psicología
clínica y del aprendizaje, el autismo e incluso quizá en la actuación y
la
mercadotecnia. Mientras los cines no instalen bloqueadores de celulares
en
sus salas, sólo espero que la próxima vez que mi vecino conteste su
teléfono no haya también comprado un refresco.
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[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Y seguimos con los comentarios sobre bioética.
Saludos
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
Ética y células
Es bonito adoptar posturas pacifistas y decir que no hay problema. Pero
a
veces no es posible. No hablo del conflicto PRD-PAN, sino de otros que
inevitablemente surgen cuando un mismo asunto involucra ciencia y
religión.
Como el actual debate sobre la investigación con células madre
embrionarias
humanas.
O quizá el conflicto es más bien entre medicina y ética. El nuevo
conocimiento que surgiría de dichas investigaciones y los avances que
-promete la ciencia médica- éste haría posibles, se enfrenta con la
convicción de que utilizar tejido de un embrión (así sea de pocos días,
un
blastocisto formado por unas decenas de células no diferenciadas y
todavía
sin nada parecido a un sistema nervioso) es atentar contra la dignidad
de
un futuro ser humano.
El debate ya se ha dado antes: en algún momento se consideraba
éticamente
inadmisible usar cadáveres para investigar cómo está hecho el cuerpo
humano. La prohibición religiosa fue terminante. Lo mismo ocurrió con
los
primeros transplantes y transfusiones. Sin embargo, hoy pensamos
diferente.
La semana pasada el Senado estadunidense aprobó una ley que aumenta los
fondos federales para realizar investigación con células madre (más
correctamente llamadas células precursoras). El presidente George W.
Bush
se apresuró a vetarla, como había anunciado, utilizando el argumento
(también sostenido por la Iglesia católica) de que extraer la células
madre
embrionarias -procedimiento que destruye al blastocisto- equivale a
asesinar a un ser humano. (El mismo argumento, dicho sea de paso, que
se
utiliza para oponerse radicalmente al aborto.)
Lo importante del caso es que este veto, que tarde o temprano será
superado
(una mayoría de los ciudadanos de EU está a favor de la investigación),
sólo aumenta la desventaja de los investigadores estadunidenses frente
a
sus colegas de otros países. Hasta hace poco, el 50 por ciento de las
publicaciones científicas sobre el tema provenía de Estados Unidos; hoy
ese
porcentaje ha bajado a 30 por ciento.
Uno de los mayores enemigos de la fe, según los últimos dos papas
católicos, es el "relativismo" ético. Probablemente tienen razón, pues
frente a dogmas necesariamente invariables, la ciencia, con su
naturaleza
esencialmente cambiante, evolutiva, puede parecer subversiva. Por
suerte,
en este caso es probable que los cambios en nuestra ética, y los
beneficios
médicos que los sustenten, serán para bien.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
Saludos
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
Ética y células
Es bonito adoptar posturas pacifistas y decir que no hay problema. Pero
a
veces no es posible. No hablo del conflicto PRD-PAN, sino de otros que
inevitablemente surgen cuando un mismo asunto involucra ciencia y
religión.
Como el actual debate sobre la investigación con células madre
embrionarias
humanas.
O quizá el conflicto es más bien entre medicina y ética. El nuevo
conocimiento que surgiría de dichas investigaciones y los avances que
-promete la ciencia médica- éste haría posibles, se enfrenta con la
convicción de que utilizar tejido de un embrión (así sea de pocos días,
un
blastocisto formado por unas decenas de células no diferenciadas y
todavía
sin nada parecido a un sistema nervioso) es atentar contra la dignidad
de
un futuro ser humano.
El debate ya se ha dado antes: en algún momento se consideraba
éticamente
inadmisible usar cadáveres para investigar cómo está hecho el cuerpo
humano. La prohibición religiosa fue terminante. Lo mismo ocurrió con
los
primeros transplantes y transfusiones. Sin embargo, hoy pensamos
diferente.
La semana pasada el Senado estadunidense aprobó una ley que aumenta los
fondos federales para realizar investigación con células madre (más
correctamente llamadas células precursoras). El presidente George W.
Bush
se apresuró a vetarla, como había anunciado, utilizando el argumento
(también sostenido por la Iglesia católica) de que extraer la células
madre
embrionarias -procedimiento que destruye al blastocisto- equivale a
asesinar a un ser humano. (El mismo argumento, dicho sea de paso, que
se
utiliza para oponerse radicalmente al aborto.)
Lo importante del caso es que este veto, que tarde o temprano será
superado
(una mayoría de los ciudadanos de EU está a favor de la investigación),
sólo aumenta la desventaja de los investigadores estadunidenses frente
a
sus colegas de otros países. Hasta hace poco, el 50 por ciento de las
publicaciones científicas sobre el tema provenía de Estados Unidos; hoy
ese
porcentaje ha bajado a 30 por ciento.
Uno de los mayores enemigos de la fe, según los últimos dos papas
católicos, es el "relativismo" ético. Probablemente tienen razón, pues
frente a dogmas necesariamente invariables, la ciencia, con su
naturaleza
esencialmente cambiante, evolutiva, puede parecer subversiva. Por
suerte,
en este caso es probable que los cambios en nuestra ética, y los
beneficios
médicos que los sustenten, serán para bien.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Hola. Aquí les posteo la columna de esta semana. Saludos
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
Homosexualidad y biología
2 de agosto de 2006
El debate sobre si ciertas conductas humanas son determinadas por
factores
biológicos (genéticos, hormonales, cerebrales...) o culturales
(educación,
influencias sociales, decisiones personales...) no termina. La
orientación
sexual es un ejemplo notorio: por más de un siglo se han buscado las
"causas" de la conducta homosexual.
El fenómeno es muy complejo: hay incontables maneras de ser homosexual,
y
numerosos comportamientos a los que puede aplicarse esa etiqueta. Desde
la
postura freudiana de que la atracción por el mismo sexo es causada por
el
trato recibido de los padres hasta la de quienes han querido hallar la
explicación a esta conducta en genes, influencias hormonales o
estructuras
cerebrales, el debate natura/cultura sigue vigente.
Un fenómeno interesante es el llamado "efecto del orden fraterno de
nacimiento", descubierto en 1996: la probabilidad de que un varón sea
homosexual (el efecto no aparece en mujeres) aumenta en proporción al
número de hermanos mayores que tenga. Se ha debatido mucho si este
efecto,
ampliamente confirmado, se debe a factores biológicos o a la crianza.
Anthony Bogaert, de la Universidad Brock, en Ontario, publicó un
estudio en
el que analiza una muestra de casi mil varones homo y heterosexuales,
criados con hermanos mayores o bien adoptados por familias con hijos
mayores. Los resultados son claros: sólo en los varones homosexuales
con
hermanos biológicos (nacidos de la misma madre) se observa el efecto
del
orden fraterno de nacimiento en la orientación sexual.
Aunque no hay explicación para el efecto, una hipótesis es que pudiera
deberse a la formación de anticuerpos en el cuerpo de la madre
dirigidos
contra proteínas masculinas, quizá provenientes del cromosoma Y, que en
sucesivos nacimientos pudieran influenciar el desarrollo del cerebro
fetal.
Sin embargo, el trabajo debe tomarse con algo más que un granito de
sal. Es
básicamente inútil, pues no tiene aplicaciones (afortunadamente). Y si
bien
es probable que en ciertos casos la orientación sexual sea influida por
factores biológicos, probablemente en muchos otros sea un fenómeno
psicosocial. En última instancia, cabría cuestionar la legitimidad de
este
tipo de estudios, pues buscar "causas" para la homosexualidad puede
implicar que se la ve como algo anormal, y no simplemente como un
comportamiento más, sólo que menos común que el de la mayoría.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
Homosexualidad y biología
2 de agosto de 2006
El debate sobre si ciertas conductas humanas son determinadas por
factores
biológicos (genéticos, hormonales, cerebrales...) o culturales
(educación,
influencias sociales, decisiones personales...) no termina. La
orientación
sexual es un ejemplo notorio: por más de un siglo se han buscado las
"causas" de la conducta homosexual.
El fenómeno es muy complejo: hay incontables maneras de ser homosexual,
y
numerosos comportamientos a los que puede aplicarse esa etiqueta. Desde
la
postura freudiana de que la atracción por el mismo sexo es causada por
el
trato recibido de los padres hasta la de quienes han querido hallar la
explicación a esta conducta en genes, influencias hormonales o
estructuras
cerebrales, el debate natura/cultura sigue vigente.
Un fenómeno interesante es el llamado "efecto del orden fraterno de
nacimiento", descubierto en 1996: la probabilidad de que un varón sea
homosexual (el efecto no aparece en mujeres) aumenta en proporción al
número de hermanos mayores que tenga. Se ha debatido mucho si este
efecto,
ampliamente confirmado, se debe a factores biológicos o a la crianza.
Anthony Bogaert, de la Universidad Brock, en Ontario, publicó un
estudio en
el que analiza una muestra de casi mil varones homo y heterosexuales,
criados con hermanos mayores o bien adoptados por familias con hijos
mayores. Los resultados son claros: sólo en los varones homosexuales
con
hermanos biológicos (nacidos de la misma madre) se observa el efecto
del
orden fraterno de nacimiento en la orientación sexual.
Aunque no hay explicación para el efecto, una hipótesis es que pudiera
deberse a la formación de anticuerpos en el cuerpo de la madre
dirigidos
contra proteínas masculinas, quizá provenientes del cromosoma Y, que en
sucesivos nacimientos pudieran influenciar el desarrollo del cerebro
fetal.
Sin embargo, el trabajo debe tomarse con algo más que un granito de
sal. Es
básicamente inútil, pues no tiene aplicaciones (afortunadamente). Y si
bien
es probable que en ciertos casos la orientación sexual sea influida por
factores biológicos, probablemente en muchos otros sea un fenómeno
psicosocial. En última instancia, cabría cuestionar la legitimidad de
este
tipo de estudios, pues buscar "causas" para la homosexualidad puede
implicar que se la ve como algo anormal, y no simplemente como un
comportamiento más, sólo que menos común que el de la mayoría.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Y aquí está la columna de esta semana.Saludos
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
En 1996, la revista Social Text publicó el artículo "Transgredir las
fronteras: hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad
cuántica",
del físico estadunidense Alan Sokal.
El texto había sido diseñado para engañar a los editores con una mezcla
de
palabrería científico-filosófica sin mayor sentido, pero que sonaba
bien.
La trampa, como reveló luego Sokal, buscaba demostrar que la filosofía
"posmodernista" y, en especial, los llamados "estudios de la ciencia"
(science studies) rechazaban la racionalidad y mostraban "un
relativismo
cognitivo y cultural que considera que la ciencia no es más que una
'narración', un 'mito' o una 'construcción social'.
Indudablemente había y hay excesos en algunas interpretaciones de
quienes
estudian el complejo fenómeno de la ciencia. Pero las descalificaciones
de
Sokal son, al menos, bastante discutibles (es decir, no son evidentes).
El artículo de Sokal y su posterior libro Imposturas intelectuales
(Paidós,
1998) provocaron una polarización entre científicos y estudiosos de la
ciencia, desencadenando lo que conoció como las "guerras científicas"
(science wars).
Nadie salió ganando. Se perdieron oportunidades de colaborar y se hizo
casi
imposible el diálogo sobre algo importante. Todavía hoy, la división y
el
odio generados siguen causando estragos en cada una de las llamadas
"dos
culturas" (ahora más distantes que antes).
Y algo peor: los verdaderos enemigos de la ciencia, charlatanes y
seudocientíficos florecieron al amparo de la guerra, aprovechando a su
favor los ataques de uno y otro bandos.
La polarización de una comunidad siempre acaba siendo nociva. Más allá
de
filiaciones partidistas, es claro que México vive hoy los terribles
efectos
de una profunda polarización política.
Polarización causada, en gran parte, por la campaña de odio lanzada por
el
PAN y los medios a su servicio (y diseñada, según trascendió, por el
español Antonio Solá, ex asesor de Aznar, y el estadunidense Dick
Morris,
ex asesor de Clinton). Su objetivo: convertir al adversario en un
enemigo a
destruir. Su efecto: dividir a la nación en dos bandos intolerantes e
incapaces de comunicarse.
Hoy vemos las cosas en blanco y negro, y no se pueden defender puntos
de
vista intermedios. Las guerras científicas causaron grandes daños en el
mundo académico; ojalá podamos evitar que la disputa partidista que
vivimos
se convierta en guerra.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
En 1996, la revista Social Text publicó el artículo "Transgredir las
fronteras: hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad
cuántica",
del físico estadunidense Alan Sokal.
El texto había sido diseñado para engañar a los editores con una mezcla
de
palabrería científico-filosófica sin mayor sentido, pero que sonaba
bien.
La trampa, como reveló luego Sokal, buscaba demostrar que la filosofía
"posmodernista" y, en especial, los llamados "estudios de la ciencia"
(science studies) rechazaban la racionalidad y mostraban "un
relativismo
cognitivo y cultural que considera que la ciencia no es más que una
'narración', un 'mito' o una 'construcción social'.
Indudablemente había y hay excesos en algunas interpretaciones de
quienes
estudian el complejo fenómeno de la ciencia. Pero las descalificaciones
de
Sokal son, al menos, bastante discutibles (es decir, no son evidentes).
El artículo de Sokal y su posterior libro Imposturas intelectuales
(Paidós,
1998) provocaron una polarización entre científicos y estudiosos de la
ciencia, desencadenando lo que conoció como las "guerras científicas"
(science wars).
Nadie salió ganando. Se perdieron oportunidades de colaborar y se hizo
casi
imposible el diálogo sobre algo importante. Todavía hoy, la división y
el
odio generados siguen causando estragos en cada una de las llamadas
"dos
culturas" (ahora más distantes que antes).
Y algo peor: los verdaderos enemigos de la ciencia, charlatanes y
seudocientíficos florecieron al amparo de la guerra, aprovechando a su
favor los ataques de uno y otro bandos.
La polarización de una comunidad siempre acaba siendo nociva. Más allá
de
filiaciones partidistas, es claro que México vive hoy los terribles
efectos
de una profunda polarización política.
Polarización causada, en gran parte, por la campaña de odio lanzada por
el
PAN y los medios a su servicio (y diseñada, según trascendió, por el
español Antonio Solá, ex asesor de Aznar, y el estadunidense Dick
Morris,
ex asesor de Clinton). Su objetivo: convertir al adversario en un
enemigo a
destruir. Su efecto: dividir a la nación en dos bandos intolerantes e
incapaces de comunicarse.
Hoy vemos las cosas en blanco y negro, y no se pueden defender puntos
de
vista intermedios. Las guerras científicas causaron grandes daños en el
mundo académico; ojalá podamos evitar que la disputa partidista que
vivimos
se convierta en guerra.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Y aquí tienen una interesante crítica en la columna de esta semana. Saludos
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
El obispo que le teme al sexo
16 de agosto de 2006
El obispo Rodrigo Aguilar Martínez, de la Comisión Episcopal de
Pastoral
Familiar, declara ayer en MILENIO Diario respecto a los contenidos de
sexualidad en los libros de texto de secundaria.
Los textos, dice el obispo, exponen a los jóvenes a "parafilias como el
vouyerismo, el fetichismo y el exhibicionismo", además de incentivarlos
al
autoerotismo, la masturbación y la pornografía.
¿Cuál es el problema? Es sano que los jóvenes sepan que las parafilias
existen, y que son eso, filias, gustos, no vicios ni enfermedades. Y
claro,
que pueden meterlos en problemas si no las viven adecuadamente. Es
ridículo
pensar que los jóvenes necesiten incentivos para gustar del
autoerotismo y
la masturbación (son lo mismo) o la pornografía, y pensar que son
nocivas.
¿De veras estamos discutiendo esto en pleno siglo XXI?
Aguilar se queja de que "no se hace alusión a la familia como el ámbito
apropiado para la procreación de los hijos". Falso: varios libros
mencionan
al medio familiar. Además, ni sexualidad ni procreación están
necesariamente vinculadas al matrimonio. No fuera de la moral
judeocristiana (que en la práctica ni siquiera quienes se declaran
católicos siguen rigurosamente).
La información sexual desvinculada de los valores "puede inducir al
vicio",
dice Aguilar. ¿Vicios como cuáles? No especifica. La ultraconservadora
y
poco representativa Unión Nacional de Padres de Familia considera que
los
contenidos de los libros "atentan contra la dignidad humana" y planea
demandar a la SEP si no los retira, pues "promueven la promiscuidad".
En
realidad, proporcionan a los jóvenes, muchos de ellos ya sexualmente
activos, información para prevenir infecciones y embarazos no deseados
(por
no hablar de delitos sexuales).
En el fondo, se trata de la decimonónica lucha, ya zanjada desde los
tiempos de la Reforma, sobre quién decide los contenidos de la
educación
pública. Según la jerarquía católica, el derecho es de los padres; la
constitución se lo otorga al Estado, y establece que debe ser laica y
orientada por "los resultados del progreso científico".
¿De veras, como dice Aguilar, "el placer sexual acompaña al acto
conyugal,
de lo contrario se deforma y se reduce a la persona a un objeto
sexual"?
Con sus votos de castidad, es el menos calificado para opinar sobre el
asunto. ¡Qué bueno que no sea esa visión la que les estamos
transmitiendo a
nuestros jóvenes!
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
El obispo que le teme al sexo
16 de agosto de 2006
El obispo Rodrigo Aguilar Martínez, de la Comisión Episcopal de
Pastoral
Familiar, declara ayer en MILENIO Diario respecto a los contenidos de
sexualidad en los libros de texto de secundaria.
Los textos, dice el obispo, exponen a los jóvenes a "parafilias como el
vouyerismo, el fetichismo y el exhibicionismo", además de incentivarlos
al
autoerotismo, la masturbación y la pornografía.
¿Cuál es el problema? Es sano que los jóvenes sepan que las parafilias
existen, y que son eso, filias, gustos, no vicios ni enfermedades. Y
claro,
que pueden meterlos en problemas si no las viven adecuadamente. Es
ridículo
pensar que los jóvenes necesiten incentivos para gustar del
autoerotismo y
la masturbación (son lo mismo) o la pornografía, y pensar que son
nocivas.
¿De veras estamos discutiendo esto en pleno siglo XXI?
Aguilar se queja de que "no se hace alusión a la familia como el ámbito
apropiado para la procreación de los hijos". Falso: varios libros
mencionan
al medio familiar. Además, ni sexualidad ni procreación están
necesariamente vinculadas al matrimonio. No fuera de la moral
judeocristiana (que en la práctica ni siquiera quienes se declaran
católicos siguen rigurosamente).
La información sexual desvinculada de los valores "puede inducir al
vicio",
dice Aguilar. ¿Vicios como cuáles? No especifica. La ultraconservadora
y
poco representativa Unión Nacional de Padres de Familia considera que
los
contenidos de los libros "atentan contra la dignidad humana" y planea
demandar a la SEP si no los retira, pues "promueven la promiscuidad".
En
realidad, proporcionan a los jóvenes, muchos de ellos ya sexualmente
activos, información para prevenir infecciones y embarazos no deseados
(por
no hablar de delitos sexuales).
En el fondo, se trata de la decimonónica lucha, ya zanjada desde los
tiempos de la Reforma, sobre quién decide los contenidos de la
educación
pública. Según la jerarquía católica, el derecho es de los padres; la
constitución se lo otorga al Estado, y establece que debe ser laica y
orientada por "los resultados del progreso científico".
¿De veras, como dice Aguilar, "el placer sexual acompaña al acto
conyugal,
de lo contrario se deforma y se reduce a la persona a un objeto
sexual"?
Con sus votos de castidad, es el menos calificado para opinar sobre el
asunto. ¡Qué bueno que no sea esa visión la que les estamos
transmitiendo a
nuestros jóvenes!
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Y aquí les comparto la columna de esta semana. Saludos.
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
La intolerancia religiosa
23 de agosto de 2006
Hay una palabra que pone a temblar a toda la jerarquía religiosa:
"Depende". Ese vocablo encarna una visión del mundo que, al menos desde
la
perspectiva católica más estricta, resulta profundamente amenazadora:
el
relativismo. Por ello el Papa denuncia constantemente los peligros del
relativismo: la postura de que las cosas -y, en particular, los
valores-
dependen de las circunstancias.
Es comprensible: muchas posiciones fundamentales de la iglesia
(curiosamente, casi todas son prohibiciones: al aborto, la
anticoncepción,
la eutanasia, la clonación o la investigación con células madre, a la
ordenación sacerdotal de mujeres, al sexo fuera del matrimonio o a las
preferencias sexuales distintas a la heterosexual) se basan en dogmas
religiosos o en -verdades- reveladas por la divinidad en textos
sagrados.
Si se acepta que puede existir una diversidad de opiniones al respecto,
que
las verdades y dogmas son posturas relativas que pueden ser
interpretadas
de distintas maneras, se abriría la puerta al desorden y el caos. La
intolerancia se presenta así como requisito para la subsistencia.
Pero, ¡sorpresa!, los dogmas suelen ser acordados mediante discusiones
en
concilios en los que finalmente gana no necesariamente la postura
"verdadera", sino la más convincente. Y las razones para que algo sea
convincente son muy variadas... Por su parte, los textos sagrados
tienen
que ser interpretados, nuevamente de forma relativa, para extraer el
conocimiento que contienen. Véanse, por ejemplo, la forzada
interpretación
del Cantar de los cantares, un himno al placer erótico si los hay, que
la
Iglesia insiste en presentar como una metáfora del amor de Cristo por
su
Iglesia, o las distintas interpretaciones que católicos, judíos y
musulmanes hacen de los textos bíblicos...
La ciencia está también expuesta, por supuesto, a los vaivenes del
relativismo. Pero lo acepta y lo integra como parte de su estructura
evolutiva. El conocimiento científico cambia constantemente, y está
siempre
sujeto a ser refutado. Es este "control continuo de calidad" lo que le
confiere su notoria confiabilidad.
Hoy que los grupos conservadores impugnan la moderna y necesaria
educación
sexual que está por impartirse a los jóvenes del país, recordemos las
razones por las que, en cuestiones de la naturaleza, conviene más
confiar
en el conocimiento científico que en dogmas y prejuicios religiosos.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
La intolerancia religiosa
23 de agosto de 2006
Hay una palabra que pone a temblar a toda la jerarquía religiosa:
"Depende". Ese vocablo encarna una visión del mundo que, al menos desde
la
perspectiva católica más estricta, resulta profundamente amenazadora:
el
relativismo. Por ello el Papa denuncia constantemente los peligros del
relativismo: la postura de que las cosas -y, en particular, los
valores-
dependen de las circunstancias.
Es comprensible: muchas posiciones fundamentales de la iglesia
(curiosamente, casi todas son prohibiciones: al aborto, la
anticoncepción,
la eutanasia, la clonación o la investigación con células madre, a la
ordenación sacerdotal de mujeres, al sexo fuera del matrimonio o a las
preferencias sexuales distintas a la heterosexual) se basan en dogmas
religiosos o en -verdades- reveladas por la divinidad en textos
sagrados.
Si se acepta que puede existir una diversidad de opiniones al respecto,
que
las verdades y dogmas son posturas relativas que pueden ser
interpretadas
de distintas maneras, se abriría la puerta al desorden y el caos. La
intolerancia se presenta así como requisito para la subsistencia.
Pero, ¡sorpresa!, los dogmas suelen ser acordados mediante discusiones
en
concilios en los que finalmente gana no necesariamente la postura
"verdadera", sino la más convincente. Y las razones para que algo sea
convincente son muy variadas... Por su parte, los textos sagrados
tienen
que ser interpretados, nuevamente de forma relativa, para extraer el
conocimiento que contienen. Véanse, por ejemplo, la forzada
interpretación
del Cantar de los cantares, un himno al placer erótico si los hay, que
la
Iglesia insiste en presentar como una metáfora del amor de Cristo por
su
Iglesia, o las distintas interpretaciones que católicos, judíos y
musulmanes hacen de los textos bíblicos...
La ciencia está también expuesta, por supuesto, a los vaivenes del
relativismo. Pero lo acepta y lo integra como parte de su estructura
evolutiva. El conocimiento científico cambia constantemente, y está
siempre
sujeto a ser refutado. Es este "control continuo de calidad" lo que le
confiere su notoria confiabilidad.
Hoy que los grupos conservadores impugnan la moderna y necesaria
educación
sexual que está por impartirse a los jóvenes del país, recordemos las
razones por las que, en cuestiones de la naturaleza, conviene más
confiar
en el conocimiento científico que en dogmas y prejuicios religiosos.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Y andando mu astronómicos y antireligiosos, aquí les posteo la columna de esta semana. Saludos
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
El concilio de los astrónomos
30 de agosto de 2006
Comentábamos aquí que las verdades de la religión y las de la ciencia, más que conocimiento certero e inmutable, son producto de acuerdos en comunidades que discuten y deciden creer en algo.
Y nada como la reciente clasificación de Plutón como "planeta enano", acordada la semana pasada por la Unión Astronómica Internacional, para ilustrarlo. ¿Será que el conocimiento científico es totalmente arbitrario y puede ser decidido por votación?
Sí y no. Los científicos -como todos los mortales- sólo pueden conocer el mundo a través de sus sentidos. Pero éstos pueden engañarlos o llevarlos a conclusiones erróneas. Por eso, para no engañarse, hacen experimentos y discuten las posi-bles interpretaciones de los datos. La discusión es una especie de inteligencia colectiva que ayuda a eliminar prejuicios, errores o sesgos personales. Pero no puede garantizar que al final no triunfe un punto de vista erróneo, pero convincente o popular. Exactamente como ocurre en los concilios que discuten y acuerdan los dogmas religiosos. La verdad absoluta está más allá del alcance de lo humano.
Esto pareciera probar la debilidad de la ciencia, que no puede siquiera asegurar que el conocimiento que hoy promulga como válido lo vaya a seguir siendo la semana que entra. Pero hay una diferencia: en los "concilios" científicos se da preferencia a los argumentos racionales sobre cualesquiera otros. Sobre todo si están acompañados de pruebas. Algo que no sucede ni en la religión -que llega desaconsejar el pensamiento racional- ni, muchas veces, en la política.
En el caso de Plutón no ocurrió ni siquiera eso. Se trató simplemente de redefinir palabras para que sean útiles en la clasificación de los objetos que observamos. Llámese como se llame, Plutón sigue dando vueltas alrededor del Sol. De eso no hay por qué dudar.
¡Mira!
Si la subsistencia de revistas culturales en nuestro país es ya digna de celebración, más lo es que alguna decida ocuparse de la cultura científica. Es lo que la excelente revista Replicante hace en su más reciente número, que incluye autores tan valiosos como Jared Diamond, Luis González de Alba, Antonio Lazcano, Shahen Hacyan y muchos otros, abordando temas que van de la relación entre ecología y economía o la evolución cerebral a la seudociencia, el funcionamiento de la ciencia académica y el origen de la vida. Lectura estimulante y disfrutable.
comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
El concilio de los astrónomos
30 de agosto de 2006
Comentábamos aquí que las verdades de la religión y las de la ciencia, más que conocimiento certero e inmutable, son producto de acuerdos en comunidades que discuten y deciden creer en algo.
Y nada como la reciente clasificación de Plutón como "planeta enano", acordada la semana pasada por la Unión Astronómica Internacional, para ilustrarlo. ¿Será que el conocimiento científico es totalmente arbitrario y puede ser decidido por votación?
Sí y no. Los científicos -como todos los mortales- sólo pueden conocer el mundo a través de sus sentidos. Pero éstos pueden engañarlos o llevarlos a conclusiones erróneas. Por eso, para no engañarse, hacen experimentos y discuten las posi-bles interpretaciones de los datos. La discusión es una especie de inteligencia colectiva que ayuda a eliminar prejuicios, errores o sesgos personales. Pero no puede garantizar que al final no triunfe un punto de vista erróneo, pero convincente o popular. Exactamente como ocurre en los concilios que discuten y acuerdan los dogmas religiosos. La verdad absoluta está más allá del alcance de lo humano.
Esto pareciera probar la debilidad de la ciencia, que no puede siquiera asegurar que el conocimiento que hoy promulga como válido lo vaya a seguir siendo la semana que entra. Pero hay una diferencia: en los "concilios" científicos se da preferencia a los argumentos racionales sobre cualesquiera otros. Sobre todo si están acompañados de pruebas. Algo que no sucede ni en la religión -que llega desaconsejar el pensamiento racional- ni, muchas veces, en la política.
En el caso de Plutón no ocurrió ni siquiera eso. Se trató simplemente de redefinir palabras para que sean útiles en la clasificación de los objetos que observamos. Llámese como se llame, Plutón sigue dando vueltas alrededor del Sol. De eso no hay por qué dudar.
¡Mira!
Si la subsistencia de revistas culturales en nuestro país es ya digna de celebración, más lo es que alguna decida ocuparse de la cultura científica. Es lo que la excelente revista Replicante hace en su más reciente número, que incluye autores tan valiosos como Jared Diamond, Luis González de Alba, Antonio Lazcano, Shahen Hacyan y muchos otros, abordando temas que van de la relación entre ecología y economía o la evolución cerebral a la seudociencia, el funcionamiento de la ciencia académica y el origen de la vida. Lectura estimulante y disfrutable.
comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Y aquí tienen, el nuevo comentario de la columna "La política por gusto". Saludos
MILENIO DIARIO
La ciencia por gusto
Martín Bonfil Olivera
Fox: sexenio fallido
Es difícil hallar, incluso entre quienes votaron por él, a quien todavía esté dispuesto a hablar bien de Vicente Fox. Las promesas de campaña resultaron fallidas.
El "sexenio del cambio" deja una secuela de daños: desilusión, narcoviolencia, descontento social, instituciones vulneradas (especialmente las electorales) y la sensación de que volvimos a los tiempos en que el poder, por los medios que fuera, podía decidir un proyecto de nación por encima de la voluntad de los electores. Ni siquiera en lo que supuestamente sabía hacer, crear empleos, se logró un avance: los datos publicados ayer por MILENIO Diario así lo muestran (879 mil nuevos empleos, de los cuales 73% son eventuales, contra 2 millones 535 mil en el sexenio de Zedillo, con sólo 17% de eventuales).
En ciencia y cultura la catástrofe es peor. Fox mostró con hechos que para él la cultura es un área básicamente inútil, de ornato, en la que vale la pena invertir sólo en términos de imagen pública. La megabiblioteca José Vasconcelos, ese mamut decorativo, es el mejor símbolo.
No extraña por ello el veto a la Ley del Libro. Fox argumenta que la propuesta de precio único "impide la libre competencia en detrimento del consumidor". Visión comercial y miope que considera al libro como una mercancía más, equivalente a los zapatos o los tornillos, y para la que resulta inconcebible anteponer la cultura al sacrosanto libre mercado.
La ley había sido larga y arduamente consensuada entre autores, editores, impresores, libreros y distribuidores. El precio único habría eliminado la injusta desventaja de las librerías pequeñas frente a grandes distribuidores que obtienen descuentos a costa de presionar a los editores (que aumentan sus costos para resistir). Permitiría que cualquier lector comprara libros a precio justo en cualquier parte del país. Aunque Estados Unidos, Canadá o Estonia no tienen precio único, sí lo tienen Alemania, Francia, España, Dinamarca, Japón, Argentina...
La misma actitud mercantilista, que privilegia al mercado y los empresarios por encima de todo, fue patente en la política científica de Fox. El presupuesto para ciencia y tecnología, en vez de aumentar, disminuyó, y al frente del Conacyt se puso a un administrador que prefirió facilitar fondos públicos a las empresas en vez de fortalecer la investigación pública.
En resumen, un desastre. Quizá nos lo merecemos.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
La ciencia por gusto
Martín Bonfil Olivera
Fox: sexenio fallido
Es difícil hallar, incluso entre quienes votaron por él, a quien todavía esté dispuesto a hablar bien de Vicente Fox. Las promesas de campaña resultaron fallidas.
El "sexenio del cambio" deja una secuela de daños: desilusión, narcoviolencia, descontento social, instituciones vulneradas (especialmente las electorales) y la sensación de que volvimos a los tiempos en que el poder, por los medios que fuera, podía decidir un proyecto de nación por encima de la voluntad de los electores. Ni siquiera en lo que supuestamente sabía hacer, crear empleos, se logró un avance: los datos publicados ayer por MILENIO Diario así lo muestran (879 mil nuevos empleos, de los cuales 73% son eventuales, contra 2 millones 535 mil en el sexenio de Zedillo, con sólo 17% de eventuales).
En ciencia y cultura la catástrofe es peor. Fox mostró con hechos que para él la cultura es un área básicamente inútil, de ornato, en la que vale la pena invertir sólo en términos de imagen pública. La megabiblioteca José Vasconcelos, ese mamut decorativo, es el mejor símbolo.
No extraña por ello el veto a la Ley del Libro. Fox argumenta que la propuesta de precio único "impide la libre competencia en detrimento del consumidor". Visión comercial y miope que considera al libro como una mercancía más, equivalente a los zapatos o los tornillos, y para la que resulta inconcebible anteponer la cultura al sacrosanto libre mercado.
La ley había sido larga y arduamente consensuada entre autores, editores, impresores, libreros y distribuidores. El precio único habría eliminado la injusta desventaja de las librerías pequeñas frente a grandes distribuidores que obtienen descuentos a costa de presionar a los editores (que aumentan sus costos para resistir). Permitiría que cualquier lector comprara libros a precio justo en cualquier parte del país. Aunque Estados Unidos, Canadá o Estonia no tienen precio único, sí lo tienen Alemania, Francia, España, Dinamarca, Japón, Argentina...
La misma actitud mercantilista, que privilegia al mercado y los empresarios por encima de todo, fue patente en la política científica de Fox. El presupuesto para ciencia y tecnología, en vez de aumentar, disminuyó, y al frente del Conacyt se puso a un administrador que prefirió facilitar fondos públicos a las empresas en vez de fortalecer la investigación pública.
En resumen, un desastre. Quizá nos lo merecemos.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Y hablando un poco más sobre Steve Irwin, aquí les posteo la columna semanal. Saludos
MILENIO DIARIO
La ciencia por gusto
Martín Bonfil Olivera
El aguijón de la raya
La aparatosa muerte del conservacionista australiano Steve Irwin, "el cazacocodrilos", ocasionada por el aguijonazo de una raya venenosa que traspasó su corazón durante una grabación en aguas poco profundas, ha causado diversas reacciones.
Muchas han sido de asombro y dolor por parte de sus numerosísimos fans. Irwin era bien conocido por sus programas de televisión, en los que frecuentemente se ponía en situaciones de riesgo, y por sus muchas acciones en pro de la conservación de la fauna, incluyendo su fundación para promover la protección de la vida silvestre.
Su muerte fue un accidente muy desafortunado. El reflejo de ataque de las rayas es bien conocido; se produce mecánicamente cuando el animal se siente acorralado (o bien cuando alguien lo pisa, pues las rayas suelen posarse en el fondo marino), pero rara vez ha causado muertes humanas.
Las rayas, parientes de los tiburones, cuentan en el extremo de su cola con una púa o aguijón que puede llegar a medir más de 30 centímetros, y que tiene glándulas que secretan toxinas venenosas. Cuando la raya se asusta, la cola se dispara hacia arriba, pinchando al animal que la amenace.
Irwin nadaba muy cerca de la raya mientras un camarógrafo -que grabó la escena- se encontraba delante de ella. Se piensa que el paro cardiaco que lo mató se debió a la combinación del pinchazo y el efecto de las toxinas del aguijón.
Sin embargo, hay quien también ha recordado las frecuentes críticas que Irwin recibía por su peculiar estilo de filmar programas sobre la vida silvestre. En varias ocasiones se le acusó de molestar o alterar a los animales que filmaba. También había sido criticado por las situaciones de riesgo excesivo en las que frecuentemente se colocaba.
Sin dejar de lamentarlo, quizá haya una triste moraleja que sacar del asunto.
Si las rayas cuentan con un aguijón venenoso no es por casualidad; como todas las adaptaciones biológicas, se trata de un producto de la evolución que es útil para la supervivencia (en este caso, como mecanismo de defensa).
No por nada en inglés se conocen como stingrays (rayas de aguijón).
Cuando uno entra en los terrenos de un animal potencialmente peligroso, se arriesga a ser atacado. Habría que tomar eso en cuenta antes de invadir sus territorios, así sea con el propósito de filmar documentales espectaculares.
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Martín Bonfil Olivera
El aguijón de la raya
La aparatosa muerte del conservacionista australiano Steve Irwin, "el cazacocodrilos", ocasionada por el aguijonazo de una raya venenosa que traspasó su corazón durante una grabación en aguas poco profundas, ha causado diversas reacciones.
Muchas han sido de asombro y dolor por parte de sus numerosísimos fans. Irwin era bien conocido por sus programas de televisión, en los que frecuentemente se ponía en situaciones de riesgo, y por sus muchas acciones en pro de la conservación de la fauna, incluyendo su fundación para promover la protección de la vida silvestre.
Su muerte fue un accidente muy desafortunado. El reflejo de ataque de las rayas es bien conocido; se produce mecánicamente cuando el animal se siente acorralado (o bien cuando alguien lo pisa, pues las rayas suelen posarse en el fondo marino), pero rara vez ha causado muertes humanas.
Las rayas, parientes de los tiburones, cuentan en el extremo de su cola con una púa o aguijón que puede llegar a medir más de 30 centímetros, y que tiene glándulas que secretan toxinas venenosas. Cuando la raya se asusta, la cola se dispara hacia arriba, pinchando al animal que la amenace.
Irwin nadaba muy cerca de la raya mientras un camarógrafo -que grabó la escena- se encontraba delante de ella. Se piensa que el paro cardiaco que lo mató se debió a la combinación del pinchazo y el efecto de las toxinas del aguijón.
Sin embargo, hay quien también ha recordado las frecuentes críticas que Irwin recibía por su peculiar estilo de filmar programas sobre la vida silvestre. En varias ocasiones se le acusó de molestar o alterar a los animales que filmaba. También había sido criticado por las situaciones de riesgo excesivo en las que frecuentemente se colocaba.
Sin dejar de lamentarlo, quizá haya una triste moraleja que sacar del asunto.
Si las rayas cuentan con un aguijón venenoso no es por casualidad; como todas las adaptaciones biológicas, se trata de un producto de la evolución que es útil para la supervivencia (en este caso, como mecanismo de defensa).
No por nada en inglés se conocen como stingrays (rayas de aguijón).
Cuando uno entra en los terrenos de un animal potencialmente peligroso, se arriesga a ser atacado. Habría que tomar eso en cuenta antes de invadir sus territorios, así sea con el propósito de filmar documentales espectaculares.
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Sí, desgraciadamente se hacen o se tomarán, esas decisiones de “tapar el pozo...después del niño ahogado”. Desgraciadamente, no había que ser zahorí para verlo venir.Martín Bonfil Olivera escribió:Cuando uno entra en los terrenos de un animal potencialmente peligroso, se arriesga a ser atacado. Habría que tomar eso en cuenta antes de invadir sus territorios, así sea con el propósito de filmar documentales espectaculares.
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Precisamente ayer leía un interesante artículo al respecto, que explica el mecanismo de defensa de las mantarayas, la forma como atacan y los componentes de su veneno.
El artículo es en inglés, para quienes tengan la oportunidad de leerlo aquí dejo el enlace.
http://science.howstuffworks.com/stingray.htm
Por cierto, los cachanillas de la región de San Felipe en el alto golfo de California preparan la manta en forma realmente exquisita, cosa digna de aplauso, ya que la carne de manta no es muy comestible que digamos.
Saludos
Moravec
El artículo es en inglés, para quienes tengan la oportunidad de leerlo aquí dejo el enlace.
http://science.howstuffworks.com/stingray.htm
Por cierto, los cachanillas de la región de San Felipe en el alto golfo de California preparan la manta en forma realmente exquisita, cosa digna de aplauso, ya que la carne de manta no es muy comestible que digamos.
Saludos
Moravec
Ipsa scientia potestas est.
Amicus Plato, sed magis amica veritas.
Amicus Plato, sed magis amica veritas.
Y aquí tienen, la columna "La antropología por gusto". Saludos
MILENIO DIARIO
La ciencia por gusto
Martín Bonfil Olivera
Letrados olmecas
La ciencia mexicana tiene excelente nivel, pero es poca, y no es frecuente verla en primera plana. El descubrimiento publicado el 15 de septiembre por la influyente revista Science (celebrando nuestras fiestas patrias) es un ejemplo notable.
Se trata de la muestra más antigua de escritura en el continente americano. No por nada nuestra arqueología es reconocida mundialmente; faltaba más, con la inmensa riqueza arqueológica que tenemos. Hay sitios en que basta escarbar para toparse con restos.
Por eso el Instituto Nacional de Antropología e Historia cuenta con arqueólogos entrenados para supervisar la construcción de edificios o carreteras. Si identifican restos arqueológicos importantes, se encargan de rescatarlos. En casos excepcionales, puede detenerse o desviarse la construcción para preservar el sitio.
No sucedió así con el bloque del Cascajal, desenterrado durante una excavación para una carretera en el municipio veracruzano de Jaltipan, y que se almacenó, junto con otros objetos encontrados junto a él, en la casa de una autoridad local. En 1999 lo vieron los antropólogos María del Carmen Rodríguez, del Centro INAH en Veracruz, y Ponciano Ortiz, del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana, quienes notaron que los signos grabados en él podían ser importantes.
Junto con un equipo en el que participaron arqueólogos estadunidenses, realizaron estudios que permitieron fechar la escritura del bloque en alrededor de 900 años antes de nuestra era (la cultura olmeca, una de las más antiguas de Mesoamérica, se desarrolló entre mil 200 y 400 años antes de nuestra era). Se dieron cuenta de que, lejos de ser simples dibujos, los signos constituían un verdadero lenguaje escrito, pues presentan sintaxis y reglas de lectura.
Ésta es la primera evidencia de que los olmecas tuvieran, ya desde entonces, un sistema de escritura avanzado que les permitiera una comunicación social elaborada. El descubrimiento, afirman los especialistas, le da una nueva dimensión a la cultura olmeca.
Todavía no ha sido posible descifrar el lenguaje; para eso se necesitaría una "piedra de Rosetta". Tampoco se sabe si se usó ampliamente o era local. Será necesario buscar más ejemplos de esta escritura. De lo que no hay duda es que el hallazgo despertará un nuevo auge en la arqueología olmeca. Seguramente esta antigua civilización nos reserva muchas sorpresas.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
La ciencia por gusto
Martín Bonfil Olivera
Letrados olmecas
La ciencia mexicana tiene excelente nivel, pero es poca, y no es frecuente verla en primera plana. El descubrimiento publicado el 15 de septiembre por la influyente revista Science (celebrando nuestras fiestas patrias) es un ejemplo notable.
Se trata de la muestra más antigua de escritura en el continente americano. No por nada nuestra arqueología es reconocida mundialmente; faltaba más, con la inmensa riqueza arqueológica que tenemos. Hay sitios en que basta escarbar para toparse con restos.
Por eso el Instituto Nacional de Antropología e Historia cuenta con arqueólogos entrenados para supervisar la construcción de edificios o carreteras. Si identifican restos arqueológicos importantes, se encargan de rescatarlos. En casos excepcionales, puede detenerse o desviarse la construcción para preservar el sitio.
No sucedió así con el bloque del Cascajal, desenterrado durante una excavación para una carretera en el municipio veracruzano de Jaltipan, y que se almacenó, junto con otros objetos encontrados junto a él, en la casa de una autoridad local. En 1999 lo vieron los antropólogos María del Carmen Rodríguez, del Centro INAH en Veracruz, y Ponciano Ortiz, del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana, quienes notaron que los signos grabados en él podían ser importantes.
Junto con un equipo en el que participaron arqueólogos estadunidenses, realizaron estudios que permitieron fechar la escritura del bloque en alrededor de 900 años antes de nuestra era (la cultura olmeca, una de las más antiguas de Mesoamérica, se desarrolló entre mil 200 y 400 años antes de nuestra era). Se dieron cuenta de que, lejos de ser simples dibujos, los signos constituían un verdadero lenguaje escrito, pues presentan sintaxis y reglas de lectura.
Ésta es la primera evidencia de que los olmecas tuvieran, ya desde entonces, un sistema de escritura avanzado que les permitiera una comunicación social elaborada. El descubrimiento, afirman los especialistas, le da una nueva dimensión a la cultura olmeca.
Todavía no ha sido posible descifrar el lenguaje; para eso se necesitaría una "piedra de Rosetta". Tampoco se sabe si se usó ampliamente o era local. Será necesario buscar más ejemplos de esta escritura. De lo que no hay duda es que el hallazgo despertará un nuevo auge en la arqueología olmeca. Seguramente esta antigua civilización nos reserva muchas sorpresas.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Y aquí tienen, la columna de esta semana. Saludos
MILENIO DIARIO
La ciencia por gusto
Martín Bonfil Olivera
Imprudencias papales
Son exagerados los rumores de que el papa Benedicto XVI buscaba detonar la tercera guerra mundial cuando declaró, en la Universidad de Ratisbona, que la guerra santa del islam está contra Dios y que defender la fe con la violencia es irracional. Pero no era difícil adivinar que sus declaraciones despertarían la indignación del mundo islámico, provocando agresiones contra templos y religiosos católicos.
Las imprudentes palabras de Joseph Ratzinger no sorprenden. Ya como jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua Santa Inquisición) se distinguía por su rigidez y tradicionalismo: oposición total a la anticoncepción, a la investigación con células madre, al derecho a la elección respecto al aborto, y condena a la diversidad sexual.
Pero en Ratisbona Ratzinger lanzó también una acusación directa contra la ciencia, la cual, según él, "al menos en parte, se ha dedicado a buscar una explicación del mundo en la que Dios sea innecesario".
Tiene algo de razón. La ciencia, por su propia naturaleza, parte de una concepción naturalista del mundo: supone de entrada que no hay causas sobrenaturales. Se trata de una postura obligada. De otro modo, la ciencia sería innecesaria. ¿Por qué buscar explicaciones para los fenómenos naturales si podemos atribuirlos a espíritus, milagros, magia o deseos que se cumplen? Pero esto no implica que la ciencia esté contra la religión.
El Papa no se detuvo ahí: atacó también la teoría darwiniana de la evolución, al preguntar qué fue primero: "¿La razón creadora, el espíritu que obra en todo y suscita el desarrollo, o la irracionalidad que, despojada de significado, de algún modo produce un universo ordenado matemáticamente, así como al hombre y su razón?"
Expresó su temor de que el hombre (sic) "sería entonces solamente el resultado casual de la evolución y, por tanto, en el fondo también algo irracional".
Presentar a la evolución como equivalente a la irracionalidad no sólo es absurdo: es mala voluntad. Ratzinger deliberadamente se niega a entender la postura darwiniana, cuya mayor virtud es mostrar cómo, mediante un mecanismo natural, el complejo orden de lo vivo puede surgir sin necesidad de un proyecto.
Esperemos que la Iglesia católica, mientras defiende a sacerdotes pederastas y sus encubridores, no lance una guerra santa contra una de las más poderosas teorías en la historia de toda la ciencia.
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MILENIO DIARIO
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Martín Bonfil Olivera
Imprudencias papales
Son exagerados los rumores de que el papa Benedicto XVI buscaba detonar la tercera guerra mundial cuando declaró, en la Universidad de Ratisbona, que la guerra santa del islam está contra Dios y que defender la fe con la violencia es irracional. Pero no era difícil adivinar que sus declaraciones despertarían la indignación del mundo islámico, provocando agresiones contra templos y religiosos católicos.
Las imprudentes palabras de Joseph Ratzinger no sorprenden. Ya como jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua Santa Inquisición) se distinguía por su rigidez y tradicionalismo: oposición total a la anticoncepción, a la investigación con células madre, al derecho a la elección respecto al aborto, y condena a la diversidad sexual.
Pero en Ratisbona Ratzinger lanzó también una acusación directa contra la ciencia, la cual, según él, "al menos en parte, se ha dedicado a buscar una explicación del mundo en la que Dios sea innecesario".
Tiene algo de razón. La ciencia, por su propia naturaleza, parte de una concepción naturalista del mundo: supone de entrada que no hay causas sobrenaturales. Se trata de una postura obligada. De otro modo, la ciencia sería innecesaria. ¿Por qué buscar explicaciones para los fenómenos naturales si podemos atribuirlos a espíritus, milagros, magia o deseos que se cumplen? Pero esto no implica que la ciencia esté contra la religión.
El Papa no se detuvo ahí: atacó también la teoría darwiniana de la evolución, al preguntar qué fue primero: "¿La razón creadora, el espíritu que obra en todo y suscita el desarrollo, o la irracionalidad que, despojada de significado, de algún modo produce un universo ordenado matemáticamente, así como al hombre y su razón?"
Expresó su temor de que el hombre (sic) "sería entonces solamente el resultado casual de la evolución y, por tanto, en el fondo también algo irracional".
Presentar a la evolución como equivalente a la irracionalidad no sólo es absurdo: es mala voluntad. Ratzinger deliberadamente se niega a entender la postura darwiniana, cuya mayor virtud es mostrar cómo, mediante un mecanismo natural, el complejo orden de lo vivo puede surgir sin necesidad de un proyecto.
Esperemos que la Iglesia católica, mientras defiende a sacerdotes pederastas y sus encubridores, no lance una guerra santa contra una de las más poderosas teorías en la historia de toda la ciencia.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
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