Por increible que parezca, el inventor de este juguete erótico fue Adolf Hitler. En plena 2ª Guerra Mundial, encargó la idea a un grupo de médicos, bajo el nombre de "Proyecto Borghild". El objetivo era permitir el desahogo de las tropas, evitando el contagio de enfermedades venéreas y preservando la pureza de la raza aria.
Debían medir 1,76 m, labios carnosos, pechos gigantes, extremidades y cabeza articuladas, un ombligo bien diseñado y, por supuesto, piel blanca, pelo rubio y ojos azules. Desde deportistas a actrices famosas de la época se prestaron como modelos. Sin embargo, la actriz Khäte von Nagy rehusó dar su rostro a las muñecas.
Se desarrollaron polímeros especiales que imitaban la piel y, en 1941 se presentaron tres prototipos. Sin embargo, el bombardeo aliado en Dresde destruyó la fábrica que había recibido el encargo de desarrollar el juguete erótico.
¡Ahí sí les dieron!
