LA CIENCIA POR GUSTO
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- Roberto
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No creo que los tratamientos necesariamente deban ser “individuales” desde su concepción, pero si, que estos serán mucho más efectivos según la etnia que pertenezcas. Te cito un programa de ficción de House, donde a un hombre afroamericano le recetaban una determinada medicina que era más efectiva para negros. Esto se puede entender, como afirmas, como desafortunado, ya que habrá pocos estudios para etnias con poca “importancia económica”, pero debes de tomar en cuenta que los beneficios que se tengan, por tratamientos más efectivos, por tomar en cuenta los genes, de alguna manera compensara el tiempo para encontrarlos.
"Todo aquel que crea en la telequinesis, que por favor levante mi mano.– James Randi."
- tequileitor
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- Registrado: Mar Abr 05, 2005 9:00 pm
Y aquí les sigo posteando la polémica e interesante columna de esta semana. Saludos
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
Contra el fraude científico
Como comentábamos aquí la ciencia a veces causa desconfianza debido a su poder, y al peligro que ese poder mal aplicado puede representar. Pero también puede perder credibilidad debido a los fraudes científicos.
El más reciente es el protagonizado por el sudcoreano Woo Suk Hwang, quien en 2004 saltó a la fama por ser el primero en lograr obtener células madre embrionarias humanas por medio de clonación. Hwang confirmó su fama, y el supuesto poderío de la biología molecular de su país, al clonar por primera vez a un perro y reportar en 2005 la obtención de 11 líneas de células madre en cultivo que provenían de pacientes con enfermedades inmunitarias, diabetes y otros padecimientos.
La debacle llegó a finales del mismo año, cuando salieron a la luz varios escándalos: primero, se descubrió que Hwang había pagado a colaboradoras suyas para que donaran óvulos para su proyecto de investigación. El hecho, éticamente cuestionable aunque no ilegal, fue negado enfáticamente en un primer momento.
Posteriormente se cuestionó la validez de algunas figuras clave de sus trabajos, lo que puso en duda la honestidad de los investigadores y la veracidad de sus datos. Hwang fue destituido y enjuiciado, y sus artículos (publicados en la revista estadounidense Science) fueron retirados, lo que en ciencia equivale a un desmentido. El fraude propinó un fuerte revés a la percepción pública de la investigación con células madre, de por sí polémica.
¿Cómo evitar que, en el salvajemente competitivo ambiente científico, -"publica o perece", reza la ley no escrita- florezca el fraude? La semana pasada, el editor en jefe de Science, que junto con la inglesa Nature es una de las dos más influyentes revistas científicas del mundo, comparte las conclusiones del comité de expertos que analizó el caso de Hwang. Entre otras cosas se recomienda, para evitar futuros fraudes, establecer comités especiales para revisar artículos polémicos o poco usuales, y hacer más estrictos los controles de calidad -revisar las imágenes, los datos originales, etc.- antes de aceptar los artículos.
El resultado será algo parecido a los controles de seguridad que hoy se sufren en los aeropuertos: muchas más molestias a cambio de más seguridad, aunque no absoluta. El precio, según Science, vale la pena: conservar la confiabilidad de la ciencia.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
Contra el fraude científico
Como comentábamos aquí la ciencia a veces causa desconfianza debido a su poder, y al peligro que ese poder mal aplicado puede representar. Pero también puede perder credibilidad debido a los fraudes científicos.
El más reciente es el protagonizado por el sudcoreano Woo Suk Hwang, quien en 2004 saltó a la fama por ser el primero en lograr obtener células madre embrionarias humanas por medio de clonación. Hwang confirmó su fama, y el supuesto poderío de la biología molecular de su país, al clonar por primera vez a un perro y reportar en 2005 la obtención de 11 líneas de células madre en cultivo que provenían de pacientes con enfermedades inmunitarias, diabetes y otros padecimientos.
La debacle llegó a finales del mismo año, cuando salieron a la luz varios escándalos: primero, se descubrió que Hwang había pagado a colaboradoras suyas para que donaran óvulos para su proyecto de investigación. El hecho, éticamente cuestionable aunque no ilegal, fue negado enfáticamente en un primer momento.
Posteriormente se cuestionó la validez de algunas figuras clave de sus trabajos, lo que puso en duda la honestidad de los investigadores y la veracidad de sus datos. Hwang fue destituido y enjuiciado, y sus artículos (publicados en la revista estadounidense Science) fueron retirados, lo que en ciencia equivale a un desmentido. El fraude propinó un fuerte revés a la percepción pública de la investigación con células madre, de por sí polémica.
¿Cómo evitar que, en el salvajemente competitivo ambiente científico, -"publica o perece", reza la ley no escrita- florezca el fraude? La semana pasada, el editor en jefe de Science, que junto con la inglesa Nature es una de las dos más influyentes revistas científicas del mundo, comparte las conclusiones del comité de expertos que analizó el caso de Hwang. Entre otras cosas se recomienda, para evitar futuros fraudes, establecer comités especiales para revisar artículos polémicos o poco usuales, y hacer más estrictos los controles de calidad -revisar las imágenes, los datos originales, etc.- antes de aceptar los artículos.
El resultado será algo parecido a los controles de seguridad que hoy se sufren en los aeropuertos: muchas más molestias a cambio de más seguridad, aunque no absoluta. El precio, según Science, vale la pena: conservar la confiabilidad de la ciencia.
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[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Y aquí les posteo la columna de esta semana. Saludos
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
Mal comienza Calderón
Más allá de prejuicios partidistas, los hechos preocupan.
Primero, el nombramiento de la responsable de la que podría haber sido el área más determinante para cambiar el destino de nuestro país: la educación. La llegada de Josefina Vázquez Mota, notoria por ser autora del best-seller Dios mío, hazme viuda, muestra claramente que el gobierno entrante no percibe la importancia de la secretaría que en otros tiempos ocuparan algunos de los más destacados intelectuales mexicanos.
Luego vino el recorte al rubro de cultura: 2 mil millones de pesos menos que el año que termina. Nuevamente, quedaban de manifiesto las prioridades calderonistas: el dinero va primero; la cultura es opcional.
Y llegó el nombramiento de Juan Carlos Romero Hicks, exrector de la Universidad de Guanajuato y exgobernador de ese estado, vinculado al ultraconservador Yunque, con nula experiencia en asuntos de ciencia, como director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Como probable pago de cuotas políticas, el hecho augura pobres tiempos para la ciencia.
Ya el sexenio pasado el Conacyt había preferido apoyar a industriales que promover la investigación. Cayó en la falacia de que existe una ciencia aplicada que hay que apoyar en detrimento de una ciencia básica supuestamente inútil.
En realidad, lo que hay que apoyar es la buena ciencia, cuyo único producto es el conocimiento (que luego puede, claro, aplicarse... si se tiene). La comunidad científica ha comenzado a manifestarse en contra del nombramiento de alguien ajeno al campo para dirigir la política científica nacional. Esperemos, a falta de otra alternativa, que los malos augurios no se cumplan y que Romero se asesore de verdaderos expertos y escuche la voz de la comunidad científica nacional.
La puntilla en esta ola de nubes negras fueron el brutal recorte al sector educativo (que afortunadamente intentarán revertir legisladores más sensatos) y la burlona expresión de ignorancia del diputado Raúl Padilla, presidente de la Comisión de Presupuesto. Como para confirmar paranoias, la campaña en contra de la cultura, la educación y las universidades públicas parece ser una realidad.
Ojalá la propuesta del partido Alternativa, de reducir el presupuesto de los partidos políticos en 20% (500 millones) e invertirlo en educación, ciencia y cultura no caiga en oídos sordos.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
Mal comienza Calderón
Más allá de prejuicios partidistas, los hechos preocupan.
Primero, el nombramiento de la responsable de la que podría haber sido el área más determinante para cambiar el destino de nuestro país: la educación. La llegada de Josefina Vázquez Mota, notoria por ser autora del best-seller Dios mío, hazme viuda, muestra claramente que el gobierno entrante no percibe la importancia de la secretaría que en otros tiempos ocuparan algunos de los más destacados intelectuales mexicanos.
Luego vino el recorte al rubro de cultura: 2 mil millones de pesos menos que el año que termina. Nuevamente, quedaban de manifiesto las prioridades calderonistas: el dinero va primero; la cultura es opcional.
Y llegó el nombramiento de Juan Carlos Romero Hicks, exrector de la Universidad de Guanajuato y exgobernador de ese estado, vinculado al ultraconservador Yunque, con nula experiencia en asuntos de ciencia, como director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Como probable pago de cuotas políticas, el hecho augura pobres tiempos para la ciencia.
Ya el sexenio pasado el Conacyt había preferido apoyar a industriales que promover la investigación. Cayó en la falacia de que existe una ciencia aplicada que hay que apoyar en detrimento de una ciencia básica supuestamente inútil.
En realidad, lo que hay que apoyar es la buena ciencia, cuyo único producto es el conocimiento (que luego puede, claro, aplicarse... si se tiene). La comunidad científica ha comenzado a manifestarse en contra del nombramiento de alguien ajeno al campo para dirigir la política científica nacional. Esperemos, a falta de otra alternativa, que los malos augurios no se cumplan y que Romero se asesore de verdaderos expertos y escuche la voz de la comunidad científica nacional.
La puntilla en esta ola de nubes negras fueron el brutal recorte al sector educativo (que afortunadamente intentarán revertir legisladores más sensatos) y la burlona expresión de ignorancia del diputado Raúl Padilla, presidente de la Comisión de Presupuesto. Como para confirmar paranoias, la campaña en contra de la cultura, la educación y las universidades públicas parece ser una realidad.
Ojalá la propuesta del partido Alternativa, de reducir el presupuesto de los partidos políticos en 20% (500 millones) e invertirlo en educación, ciencia y cultura no caiga en oídos sordos.
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Y aquí les posteo la columna de la semana pasada. Saludos
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Martín Bonfil Olivera
Mal comienza Calderón
Más allá de prejuicios partidistas, los hechos preocupan.
Primero, el nombramiento de la responsable de la que podría haber sido el área más determinante para cambiar el destino de nuestro país: la educación. La llegada de Josefina Vázquez Mota, notoria por ser autora del best-seller Dios mío, hazme viuda, muestra claramente que el gobierno entrante no percibe la importancia de la secretaría que en otros tiempos ocuparan algunos de los más destacados intelectuales mexicanos.
Luego vino el recorte al rubro de cultura: 2 mil millones de pesos menos que el año que termina. Nuevamente, quedaban de manifiesto las prioridades calderonistas: el dinero va primero; la cultura es opcional.
Y llegó el nombramiento de Juan Carlos Romero Hicks, exrector de la Universidad de Guanajuato y exgobernador de ese estado, vinculado al ultraconservador Yunque, con nula experiencia en asuntos de ciencia, como director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Como probable pago de cuotas políticas, el hecho augura pobres tiempos para la ciencia.
Ya el sexenio pasado el Conacyt había preferido apoyar a industriales que promover la investigación. Cayó en la falacia de que existe una ciencia aplicada que hay que apoyar en detrimento de una ciencia básica supuestamente inútil.
En realidad, lo que hay que apoyar es la buena ciencia, cuyo único producto es el conocimiento (que luego puede, claro, aplicarse... si se tiene). La comunidad científica ha comenzado a manifestarse en contra del nombramiento de alguien ajeno al campo para dirigir la política científica nacional. Esperemos, a falta de otra alternativa, que los malos augurios no se cumplan y que Romero se asesore de verdaderos expertos y escuche la voz de la comunidad científica nacional.
La puntilla en esta ola de nubes negras fueron el brutal recorte al sector educativo (que afortunadamente intentarán revertir legisladores más sensatos) y la burlona expresión de ignorancia del diputado Raúl Padilla, presidente de la Comisión de Presupuesto. Como para confirmar paranoias, la campaña en contra de la cultura, la educación y las universidades públicas parece ser una realidad.
Ojalá la propuesta del partido Alternativa, de reducir el presupuesto de los partidos políticos en 20% (500 millones) e invertirlo en educación, ciencia y cultura no caiga en oídos sordos.
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*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
Mal comienza Calderón
Más allá de prejuicios partidistas, los hechos preocupan.
Primero, el nombramiento de la responsable de la que podría haber sido el área más determinante para cambiar el destino de nuestro país: la educación. La llegada de Josefina Vázquez Mota, notoria por ser autora del best-seller Dios mío, hazme viuda, muestra claramente que el gobierno entrante no percibe la importancia de la secretaría que en otros tiempos ocuparan algunos de los más destacados intelectuales mexicanos.
Luego vino el recorte al rubro de cultura: 2 mil millones de pesos menos que el año que termina. Nuevamente, quedaban de manifiesto las prioridades calderonistas: el dinero va primero; la cultura es opcional.
Y llegó el nombramiento de Juan Carlos Romero Hicks, exrector de la Universidad de Guanajuato y exgobernador de ese estado, vinculado al ultraconservador Yunque, con nula experiencia en asuntos de ciencia, como director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Como probable pago de cuotas políticas, el hecho augura pobres tiempos para la ciencia.
Ya el sexenio pasado el Conacyt había preferido apoyar a industriales que promover la investigación. Cayó en la falacia de que existe una ciencia aplicada que hay que apoyar en detrimento de una ciencia básica supuestamente inútil.
En realidad, lo que hay que apoyar es la buena ciencia, cuyo único producto es el conocimiento (que luego puede, claro, aplicarse... si se tiene). La comunidad científica ha comenzado a manifestarse en contra del nombramiento de alguien ajeno al campo para dirigir la política científica nacional. Esperemos, a falta de otra alternativa, que los malos augurios no se cumplan y que Romero se asesore de verdaderos expertos y escuche la voz de la comunidad científica nacional.
La puntilla en esta ola de nubes negras fueron el brutal recorte al sector educativo (que afortunadamente intentarán revertir legisladores más sensatos) y la burlona expresión de ignorancia del diputado Raúl Padilla, presidente de la Comisión de Presupuesto. Como para confirmar paranoias, la campaña en contra de la cultura, la educación y las universidades públicas parece ser una realidad.
Ojalá la propuesta del partido Alternativa, de reducir el presupuesto de los partidos políticos en 20% (500 millones) e invertirlo en educación, ciencia y cultura no caiga en oídos sordos.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Hola. Aquí les posteo la columna de esta semana. Saludos
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Triste Año Nuevo
Martín Bonfil Olivera
No soy pesimista, pero las ocho columnas de MILENIO Diario el lunes pasado son elocuentes: "Quitan 155 millones de pesos a cáncer y genoma". Los recortes a los Institutos Nacionales de Salud, entre los que destacan Cancerología y el recién creado de Medicina Genómica, confirman los temores: para el gobierno calderonista, la investigación científica no es prioridad; ni siquiera la médica.
MILENIO estriega sal en la herida: reporta que la "Oficina de la Presidencia de la República" (presidida por Juan Camilo Mouriño, un señor con cara de pocos amigos que en realidad es el vicepresidente) tendrá un presupuesto de ¡casi mil 600 millones de pesos! (el del Instituto Nacional de Cancerología será de 315 millones).
Otras noticias permiten predecir sin necesidad de mágica bola de cristal ni científicas simulaciones por computadora que 2007 será un mal año para la ciencia en México (y por tanto, otra oportunidad perdida para mejorar nuestro futuro). Una, el brutal (y embrutecedor) recorte a cultura y educación. Otra, la negativa de PRI y PRD a adoptar la propuesta del Partido Alternativa para desviar a estos rubros un poco de los exageradísimos recursos que se otorgan a los partidos para "gastos de operación" (es decir, mantener sus elefantiásicas y dispendiosas infraestructuras).
Académicos como Ciro Murayama y Lorenzo Córdova proponen una disminución de 50% en estos gastos, que en una democracia como la nuestra, basada en propaganda y no en argumentos, finalmente acaban pagando anuncios en televisoras y otros medios masivos. Es claro que sus propuestas no serán escuchadas.
Hace varios sexenios, el Conacyt, que había sido creado en 1970 como una entidad monstruosa (su antiguo edificio es ahora ocupado por el Museo de Ciencias Universum, de la UNAM), sufrió un eficaz proceso de adelgazamiento: se mudó a un edificio modesto, redujo su burocracia, eficientó sus procedimientos. Aunque hoy ha vuelto a crecer, demostró que con voluntad se pueden reducir gastos superfluos y mejorar el servicio. ¿Será imposible que los partidos políticos hagan lo mismo?
Como puntilla, MILENIO Diario informa que el cardenal Norberto Rivera bendice a nuestros legisladores. Quizá no ande tan descaminado: con un gobierno que desprecia la educación, la cultura y la ciencia, tal vez el pensamiento mágico sea la única esperanza que nos queda. ¡Feliz Navidad!
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Triste Año Nuevo
Martín Bonfil Olivera
No soy pesimista, pero las ocho columnas de MILENIO Diario el lunes pasado son elocuentes: "Quitan 155 millones de pesos a cáncer y genoma". Los recortes a los Institutos Nacionales de Salud, entre los que destacan Cancerología y el recién creado de Medicina Genómica, confirman los temores: para el gobierno calderonista, la investigación científica no es prioridad; ni siquiera la médica.
MILENIO estriega sal en la herida: reporta que la "Oficina de la Presidencia de la República" (presidida por Juan Camilo Mouriño, un señor con cara de pocos amigos que en realidad es el vicepresidente) tendrá un presupuesto de ¡casi mil 600 millones de pesos! (el del Instituto Nacional de Cancerología será de 315 millones).
Otras noticias permiten predecir sin necesidad de mágica bola de cristal ni científicas simulaciones por computadora que 2007 será un mal año para la ciencia en México (y por tanto, otra oportunidad perdida para mejorar nuestro futuro). Una, el brutal (y embrutecedor) recorte a cultura y educación. Otra, la negativa de PRI y PRD a adoptar la propuesta del Partido Alternativa para desviar a estos rubros un poco de los exageradísimos recursos que se otorgan a los partidos para "gastos de operación" (es decir, mantener sus elefantiásicas y dispendiosas infraestructuras).
Académicos como Ciro Murayama y Lorenzo Córdova proponen una disminución de 50% en estos gastos, que en una democracia como la nuestra, basada en propaganda y no en argumentos, finalmente acaban pagando anuncios en televisoras y otros medios masivos. Es claro que sus propuestas no serán escuchadas.
Hace varios sexenios, el Conacyt, que había sido creado en 1970 como una entidad monstruosa (su antiguo edificio es ahora ocupado por el Museo de Ciencias Universum, de la UNAM), sufrió un eficaz proceso de adelgazamiento: se mudó a un edificio modesto, redujo su burocracia, eficientó sus procedimientos. Aunque hoy ha vuelto a crecer, demostró que con voluntad se pueden reducir gastos superfluos y mejorar el servicio. ¿Será imposible que los partidos políticos hagan lo mismo?
Como puntilla, MILENIO Diario informa que el cardenal Norberto Rivera bendice a nuestros legisladores. Quizá no ande tan descaminado: con un gobierno que desprecia la educación, la cultura y la ciencia, tal vez el pensamiento mágico sea la única esperanza que nos queda. ¡Feliz Navidad!
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[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Hola. Aquí les posteo la columna de esta semana. Saludos
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
El reto urgente
Vi La verdad incómoda, documental en que Al Gore, ex vicepresidente estadunidense y candidato presidencial alerta sobre el calentamiento global, sin mucha confianza.
Temía aburrirme. Dudaba aprender algo nuevo: la información sobre el efecto invernadero y el calentamiento global aparece con frecuencia en la prensa. Y pensé que la cinta sería tendenciosa.
Me equivoqué en los dos primeros puntos. A pesar de ser la versión cinematográfica de una conferencia que Gore imparte desde hace años, la cinta es fascinante. Gore ha destilado la información y refinado su presentación hasta lograr un producto magistral. Hechos y argumentos se van ensamblando con tal claridad que el mensaje es contundente. Una gran riqueza de imágenes y datos añaden frescura e impacto.
En lo que no erré fue en el tercer punto. Gore no se anda con medias tintas; su postura es radicalmente comprometida. A diferencia de quienes quieren disfrazar los hechos con eufemismos como "cambio climático global" (en vez de "calentamiento", para sugerir que no se sabe si efectivamente la temperatura global está aumentando), la cinta deja claro que el efecto de la descontrolada liberación de gases de invernadero principalmente dióxido de carbono a la atmósfera está afectando el balance energético del planeta, y muestra lo terribles que pueden ser las consecuencias, que ya comienzan a manifestarse.
También confirma que indiscutiblemente los Estados Unidos son el país que más contribuye al problema, y el que más se ha resistido a su solución (la oposición del presidente Bush a firmar el Protocolo de Kioto es sintomática). Aunque la cinta llega a ser angustiante, también da esperanza: con medidas factibles y realistas, puede disminuirse drásticamente la liberación de gases de invernadero, y el problema podría frenarse en pocas décadas. Pero sólo si tales medidas se llevan a cabo, lo cual no ocurrirá si los ciudadanos del mundo, y especialmente de los países más industrializados, no estamos claramente conscientes de la situación. Preocupa el dato de que, aunque las publicaciones especializadas dejan claro que el consenso científico prácticamente unánime es que el calentamiento es una realidad urgente, la prensa popular presenta el problema como sólo una posibilidad.
Si usted quiere informarse, le recomiendo ampliamente ver la cinta. También puede consultar http://www.climatecrisis.net. ¡Feliz 2007!
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
El reto urgente
Vi La verdad incómoda, documental en que Al Gore, ex vicepresidente estadunidense y candidato presidencial alerta sobre el calentamiento global, sin mucha confianza.
Temía aburrirme. Dudaba aprender algo nuevo: la información sobre el efecto invernadero y el calentamiento global aparece con frecuencia en la prensa. Y pensé que la cinta sería tendenciosa.
Me equivoqué en los dos primeros puntos. A pesar de ser la versión cinematográfica de una conferencia que Gore imparte desde hace años, la cinta es fascinante. Gore ha destilado la información y refinado su presentación hasta lograr un producto magistral. Hechos y argumentos se van ensamblando con tal claridad que el mensaje es contundente. Una gran riqueza de imágenes y datos añaden frescura e impacto.
En lo que no erré fue en el tercer punto. Gore no se anda con medias tintas; su postura es radicalmente comprometida. A diferencia de quienes quieren disfrazar los hechos con eufemismos como "cambio climático global" (en vez de "calentamiento", para sugerir que no se sabe si efectivamente la temperatura global está aumentando), la cinta deja claro que el efecto de la descontrolada liberación de gases de invernadero principalmente dióxido de carbono a la atmósfera está afectando el balance energético del planeta, y muestra lo terribles que pueden ser las consecuencias, que ya comienzan a manifestarse.
También confirma que indiscutiblemente los Estados Unidos son el país que más contribuye al problema, y el que más se ha resistido a su solución (la oposición del presidente Bush a firmar el Protocolo de Kioto es sintomática). Aunque la cinta llega a ser angustiante, también da esperanza: con medidas factibles y realistas, puede disminuirse drásticamente la liberación de gases de invernadero, y el problema podría frenarse en pocas décadas. Pero sólo si tales medidas se llevan a cabo, lo cual no ocurrirá si los ciudadanos del mundo, y especialmente de los países más industrializados, no estamos claramente conscientes de la situación. Preocupa el dato de que, aunque las publicaciones especializadas dejan claro que el consenso científico prácticamente unánime es que el calentamiento es una realidad urgente, la prensa popular presenta el problema como sólo una posibilidad.
Si usted quiere informarse, le recomiendo ampliamente ver la cinta. También puede consultar http://www.climatecrisis.net. ¡Feliz 2007!
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Pues después de la lejanía, aquí les posteo las columnas que me han llegado y que no había tenido oportunidad de compartirles. Saludos
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
Un buen propósito
3 de enero de 2007
Dicen que los propósitos de año nuevo sólo sirven para causar remordimiento. Aun así, no está de más iniciar el año pensando cómo mejorar un poco nuestra vida.
El comentario de un lector respecto a lo dicho aquí la semana pasada sobre el documental La verdad incómoda, de Al Gore, me hace pensar en lo útil que sería reforzar un poco la dotación de escepticismo de todo ciudadano.
El lector se manifiesta incrédulo sobre los inminentes peligros del calentamiento global de los que alerta Gore. No le falta razón: hay evidencia que señala que no existe tal calentamiento; o que no es causado por el dióxido de carbono (CO2) liberado por la industria humana, sino parte de los ciclos normales del clima; o que la cuestión no puede decidirse porque no es posible medir con precisión la concentración de CO2 atmosférico.
En efecto, existe tal evidencia y hay unos cuantos expertos (y muchas industrias) dispuestos a apoyarla. El problema no es ése, sino que la evidencia contraria, que sostiene que el aumento de la concentración de CO2 es un hecho bien comprobado, que el calentamiento es un problema real y urgente, y que el segundo es consecuencia del primero, es mucho, mucho más abundante, y es aceptada prácticamente por la totalidad de la comunidad de expertos.
El escepticismo científico del lector, en este caso, no se sostiene ante el alud de evidencia. Pero existen muchos otros casos en que un sano escepticismo -no dogmático, sino informado: basado en las pruebas disponibles, y dispuesto a cambiar si la evidencia cambia- resulta indispensable.
Un ciudadano que no creyera ciegamente en las promesas de los candidatos a puestos públicos, sino que exigiera la evidencia que las sostiene, sería sin duda un mejor ciudadano, y ayudaría a construir una mejor democracia, menos basada en la propaganda.
Igualmente, una actitud escéptica evitaría que muchos siguieran siendo estafados por charlatanes como los que nos dicen que existen extraterrestres inteligentes (algo que muchos científicos creen posible), pero que además nos visitan constantemente montados en platillos voladores (algo inaceptable, en vista de la evidencia disponible).
Pongamos, pues, en nuestra lista de propósitos para 2007 un poco más de ese escepticismo informado que hace de la ciencia una herramienta tan poderosa para conocer, engañándonos lo menos posible, cómo son las cosas.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
La ciencia por gusto
Sida, ignorancia e irresponsabilidad
Martín Bonfil Olivera
10 de enero de 2007
Se me adelantó Luis González de Alba cuando el lunes se indignó ante la reciente y peligrosa campaña de desinformación sobre el sida.
El asunto salió a flote cuando el periodista Ricardo Rocha presentó en su programa Reporte 13 varios reportajes sobre los "disidentes" o "escépticos" del sida.
Aunque usted no lo crea, son científicos más o menos serios (y varios charlatanes, como los de la asociación "Vivo y sano") que creen que el sida no es causado por un virus, el VIH, sino por drogas, medicamentos o desnutrición. No son expertos en sida, pero tienen datos y argumentos para defender su postura. Sólo que existen muchas, muchísimas más pruebas a favor de la teoría contraria.
Esto no tendría nada de raro si fuera un debate científico cualquiera (digamos, sobre la existencia de vida en Marte). Pero el sida es diferente: es un gravísimo asunto de salud pública. El gasto social para enfrentar el creciente número de infectados es enorme. La prevención de nuevas infecciones principalmente mediante el adecuado uso del condón es literalmente asunto de seguridad nacional.
Ante esto, y más allá de la libertad de prensa, difundir las erróneas teorías de los disidentes del sida es verdaderamente criminal.
Sólo piense: según los disidentes, el VIH no causa el sida (otros, más delirantes, afirman que el virus ¡no existe!). Conclusión obvia: no tiene caso usar condón para prevenirlo. Consecuencia: una creciente ola de infecciones.
Pero hay más: según ellos, los medicamentos antirretrovirales usados para tratar a quienes están infectados ¡son la causa de sus síntomas! El aterrador efecto es que hay ya decenas de pacientes que están abandonando los únicos tratamientos comprobados que pueden mantenerlos sanos.
Para ejercer el periodismo científico se requiere estar preparado. Rocha creyó que sólo porque son científicos, sus entrevistados eran fuentes confiables. Pero los científicos también se equivocan. Al no saber cómo funciona la ciencia y escuchar la voz de una minoría, ignoró el consenso prácticamente total de la comunidad científica internacional: el sida es definitivamente causado por un virus; el contagio puede evitarse usando condón, y las terapias antirretrovirales mejoran la esperanza de vida de los infectados casi indefinidamente.
Quien divulgue lo contrario, como hizo Rocha, muestra no sólo gran ignorancia, sino mucha irresponsabilidad.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
MILENIO DIARIO
*La ciencia por gusto*
Martín Bonfil Olivera
Un buen propósito
3 de enero de 2007
Dicen que los propósitos de año nuevo sólo sirven para causar remordimiento. Aun así, no está de más iniciar el año pensando cómo mejorar un poco nuestra vida.
El comentario de un lector respecto a lo dicho aquí la semana pasada sobre el documental La verdad incómoda, de Al Gore, me hace pensar en lo útil que sería reforzar un poco la dotación de escepticismo de todo ciudadano.
El lector se manifiesta incrédulo sobre los inminentes peligros del calentamiento global de los que alerta Gore. No le falta razón: hay evidencia que señala que no existe tal calentamiento; o que no es causado por el dióxido de carbono (CO2) liberado por la industria humana, sino parte de los ciclos normales del clima; o que la cuestión no puede decidirse porque no es posible medir con precisión la concentración de CO2 atmosférico.
En efecto, existe tal evidencia y hay unos cuantos expertos (y muchas industrias) dispuestos a apoyarla. El problema no es ése, sino que la evidencia contraria, que sostiene que el aumento de la concentración de CO2 es un hecho bien comprobado, que el calentamiento es un problema real y urgente, y que el segundo es consecuencia del primero, es mucho, mucho más abundante, y es aceptada prácticamente por la totalidad de la comunidad de expertos.
El escepticismo científico del lector, en este caso, no se sostiene ante el alud de evidencia. Pero existen muchos otros casos en que un sano escepticismo -no dogmático, sino informado: basado en las pruebas disponibles, y dispuesto a cambiar si la evidencia cambia- resulta indispensable.
Un ciudadano que no creyera ciegamente en las promesas de los candidatos a puestos públicos, sino que exigiera la evidencia que las sostiene, sería sin duda un mejor ciudadano, y ayudaría a construir una mejor democracia, menos basada en la propaganda.
Igualmente, una actitud escéptica evitaría que muchos siguieran siendo estafados por charlatanes como los que nos dicen que existen extraterrestres inteligentes (algo que muchos científicos creen posible), pero que además nos visitan constantemente montados en platillos voladores (algo inaceptable, en vista de la evidencia disponible).
Pongamos, pues, en nuestra lista de propósitos para 2007 un poco más de ese escepticismo informado que hace de la ciencia una herramienta tan poderosa para conocer, engañándonos lo menos posible, cómo son las cosas.
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La ciencia por gusto
Sida, ignorancia e irresponsabilidad
Martín Bonfil Olivera
10 de enero de 2007
Se me adelantó Luis González de Alba cuando el lunes se indignó ante la reciente y peligrosa campaña de desinformación sobre el sida.
El asunto salió a flote cuando el periodista Ricardo Rocha presentó en su programa Reporte 13 varios reportajes sobre los "disidentes" o "escépticos" del sida.
Aunque usted no lo crea, son científicos más o menos serios (y varios charlatanes, como los de la asociación "Vivo y sano") que creen que el sida no es causado por un virus, el VIH, sino por drogas, medicamentos o desnutrición. No son expertos en sida, pero tienen datos y argumentos para defender su postura. Sólo que existen muchas, muchísimas más pruebas a favor de la teoría contraria.
Esto no tendría nada de raro si fuera un debate científico cualquiera (digamos, sobre la existencia de vida en Marte). Pero el sida es diferente: es un gravísimo asunto de salud pública. El gasto social para enfrentar el creciente número de infectados es enorme. La prevención de nuevas infecciones principalmente mediante el adecuado uso del condón es literalmente asunto de seguridad nacional.
Ante esto, y más allá de la libertad de prensa, difundir las erróneas teorías de los disidentes del sida es verdaderamente criminal.
Sólo piense: según los disidentes, el VIH no causa el sida (otros, más delirantes, afirman que el virus ¡no existe!). Conclusión obvia: no tiene caso usar condón para prevenirlo. Consecuencia: una creciente ola de infecciones.
Pero hay más: según ellos, los medicamentos antirretrovirales usados para tratar a quienes están infectados ¡son la causa de sus síntomas! El aterrador efecto es que hay ya decenas de pacientes que están abandonando los únicos tratamientos comprobados que pueden mantenerlos sanos.
Para ejercer el periodismo científico se requiere estar preparado. Rocha creyó que sólo porque son científicos, sus entrevistados eran fuentes confiables. Pero los científicos también se equivocan. Al no saber cómo funciona la ciencia y escuchar la voz de una minoría, ignoró el consenso prácticamente total de la comunidad científica internacional: el sida es definitivamente causado por un virus; el contagio puede evitarse usando condón, y las terapias antirretrovirales mejoran la esperanza de vida de los infectados casi indefinidamente.
Quien divulgue lo contrario, como hizo Rocha, muestra no sólo gran ignorancia, sino mucha irresponsabilidad.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
- Uraniburg
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Bah. Me pregunto si esta gente - ¿Serían capaces de tener relacciones sexuales sin protección con personas que tienen el sida?
Son pruebas fáciles de realizar y gratas ... pero me da que no se les pondría tiesa del miedo que les entraría
Saludos.
Son pruebas fáciles de realizar y gratas ... pero me da que no se les pondría tiesa del miedo que les entraría
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"La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible." Arthur C. Clarke -
Y continuando con las tonterías de dementes que no tienen idea de los que es la sexualidad y la salud pública, aquí les comparto la columna de esta semana. Saludos.
MILENIO DIARIO
La ciencia por gusto
Más educación y más condón
Martín Bonfil Olivera
17 de enero de 2007
Más que preocupantes, son deprimentes y peligrosas las declaraciones del Secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos (Excélsior, 11 de enero). Se lanza en contra de las campañas de prevención del sida por medio del condón. Revela un programa basado en los principios del conservadurismo católico. Y ostenta una preocupante homofobia. Perjudica así los intereses de la salud del pueblo mexicano, que debiera estar basada en principios científicos.
Proponer "más educación" es excelente. Lo malo es contraponerla, tramposamente, al uso de condón. Más allá de juicios religiosos o morales, es asunto de salud pública. La abstinencia y la fidelidad pueden prevenir contagios, si son rigurosas. La realidad es que la inmensa mayoría de los adolescentes están teniendo relaciones sexuales a edades cada vez más tempranas, les guste o no a sus padres.
Lo deseable, entonces, es educarlos para que puedan protegerse adecuadamente de infecciones y de embarazos no deseados: enseñarles el uso correcto del condón. Cualquier otra actitud es irresponsable y un riesgo a su salud.
Es también tramposo argumentar, como hace el secretario, que son los padres de familia quienes deben asumir la responsabilidad por la forma en que sus hijos ejerzan su sexualidad. La Constitución establece que es el Estado quien tiene la responsabilidad de impartir una educación pública laica y basada en los principios científicos. Esto incluye la educación sexual necesaria para garantizar el bienestar de los ciudadanos.
La campaña por arrebatar al Estado la responsabilidad de la educación pública y otorgarla a los padres de familia es un punto principal de la agenda de la derecha católica, con raíces cristeras y sinarquistas y representada hoy por el ultracatólico Yunque, tan influyente en el gabinete calderonista.
Finalmente, Córdova exhibe una lamentable ignorancia al opinar que las campañas en contra de la discriminación homofóbica "parecían hacer promoción de prácticas de mayor riesgo". Como si el ser homosexual (y no el sexo sin condón) fuera el factor de riesgo de contagio del sida. Y como si las campañas mediáticas pudieran fomentar la homosexualidad (no "el homosexualismo").
La salud de los mexicanos en manos de la derecha católica: eso sí es un peligro para (la salud de) México. Lo más adecuado sería la pronta renuncia de este inadecuado Secretario de Salud.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
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Martín Bonfil Olivera
17 de enero de 2007
Más que preocupantes, son deprimentes y peligrosas las declaraciones del Secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos (Excélsior, 11 de enero). Se lanza en contra de las campañas de prevención del sida por medio del condón. Revela un programa basado en los principios del conservadurismo católico. Y ostenta una preocupante homofobia. Perjudica así los intereses de la salud del pueblo mexicano, que debiera estar basada en principios científicos.
Proponer "más educación" es excelente. Lo malo es contraponerla, tramposamente, al uso de condón. Más allá de juicios religiosos o morales, es asunto de salud pública. La abstinencia y la fidelidad pueden prevenir contagios, si son rigurosas. La realidad es que la inmensa mayoría de los adolescentes están teniendo relaciones sexuales a edades cada vez más tempranas, les guste o no a sus padres.
Lo deseable, entonces, es educarlos para que puedan protegerse adecuadamente de infecciones y de embarazos no deseados: enseñarles el uso correcto del condón. Cualquier otra actitud es irresponsable y un riesgo a su salud.
Es también tramposo argumentar, como hace el secretario, que son los padres de familia quienes deben asumir la responsabilidad por la forma en que sus hijos ejerzan su sexualidad. La Constitución establece que es el Estado quien tiene la responsabilidad de impartir una educación pública laica y basada en los principios científicos. Esto incluye la educación sexual necesaria para garantizar el bienestar de los ciudadanos.
La campaña por arrebatar al Estado la responsabilidad de la educación pública y otorgarla a los padres de familia es un punto principal de la agenda de la derecha católica, con raíces cristeras y sinarquistas y representada hoy por el ultracatólico Yunque, tan influyente en el gabinete calderonista.
Finalmente, Córdova exhibe una lamentable ignorancia al opinar que las campañas en contra de la discriminación homofóbica "parecían hacer promoción de prácticas de mayor riesgo". Como si el ser homosexual (y no el sexo sin condón) fuera el factor de riesgo de contagio del sida. Y como si las campañas mediáticas pudieran fomentar la homosexualidad (no "el homosexualismo").
La salud de los mexicanos en manos de la derecha católica: eso sí es un peligro para (la salud de) México. Lo más adecuado sería la pronta renuncia de este inadecuado Secretario de Salud.
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[El Cristianismo es] la creencia de que un zombie cósmico judío que era su propio padre puede hacerte vivir para siempre si comes simbólicamente su cuerpo y le dices telepáticamente que lo aceptas como tu amo, para que él pueda remover una fuerza maligna
Hola:
Les comparto la columna de esta semana. Saludos
MILENIO DIARIO
La ciencia por gusto
Empresarios obtusos
Martín Bonfil Olivera
24 de enero de 2006
¡Cómo difieren las formas de ver el mundo! Mientras la UNAM invierte 3 millones de dólares en la nueva supercomputadora KanBalam, capaz de realizar billones de operaciones por segundo, los empresarios mexicanos afiliados a la Canacintra reclaman con cinismo al nuevo director de Conacyt mayores estímulos para "desarrollo tecnológico" que muchas veces es sólo simulación al tiempo que advierten que "el papel de la industria no es generar tecnología, sino apropiarse de ella o adquirirla, pues a fin de cuentas su papel es producir, generar riqueza y empleos" (El Financiero, 17 de enero, p. 25).
Del lado académico, una concepción de la realidad basada en la racionalidad para generar conocimiento confiable. Porque el método científico no depende sólo de observaciones, mediciones y experimentos: hoy las supercomputadoras como las que desde hace años se ha preocupado por poseer la Universidad Nacional son herramientas fundamentales para la investigación científica.
Uno de sus principales usos es realizar simulaciones numéricas de procesos imposibles de observar. El clima, la evolución, el desarrollo de un ecosistema; procesos cósmicos como el big bang, la formación de un agujero negro o la evolución de una galaxia; los eventos submicroscópicos de una reacción química o el núcleo de un átomo podrán ser estudiados a través de simulaciones, y la información obtenida podrá luego ser contrastada con experimentos. Y, no lo olvidemos, la UNAM es de todos los mexicanos: KanBalam no sólo servirá a sus investigadores, sino a institutos y universidades de todo el país, así como a la iniciativa privada.
En el lado industrial, en cambio, hallamos una concepción basada en creencias no comprobables, como ese intocable mito neoliberal del papel generador de riqueza y empleos de los empresarios. Para ser cierto, en todo caso, tendría que estar apoyado en el desarrollo activo de nuevas tecnologías y procesos la llamada "investigación aplicada" e incluso de nuevos conocimientos "básicos" (y si no, pregúntenle a IBM, Monsanto, Microsoft...).
En vez de eso, los industriales mexicanos a diferencia de los científicos mexicanos, que publican en las mismas revistas y con la misma calidad que sus colegas de primer mundo; ¿cuántos industriales pueden presumir de lo mismo? prefieren depender de la industria extranjera. Y además cosechar dinero del Conacyt. Vaya cinismo.
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Martín Bonfil Olivera
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¡Cómo difieren las formas de ver el mundo! Mientras la UNAM invierte 3 millones de dólares en la nueva supercomputadora KanBalam, capaz de realizar billones de operaciones por segundo, los empresarios mexicanos afiliados a la Canacintra reclaman con cinismo al nuevo director de Conacyt mayores estímulos para "desarrollo tecnológico" que muchas veces es sólo simulación al tiempo que advierten que "el papel de la industria no es generar tecnología, sino apropiarse de ella o adquirirla, pues a fin de cuentas su papel es producir, generar riqueza y empleos" (El Financiero, 17 de enero, p. 25).
Del lado académico, una concepción de la realidad basada en la racionalidad para generar conocimiento confiable. Porque el método científico no depende sólo de observaciones, mediciones y experimentos: hoy las supercomputadoras como las que desde hace años se ha preocupado por poseer la Universidad Nacional son herramientas fundamentales para la investigación científica.
Uno de sus principales usos es realizar simulaciones numéricas de procesos imposibles de observar. El clima, la evolución, el desarrollo de un ecosistema; procesos cósmicos como el big bang, la formación de un agujero negro o la evolución de una galaxia; los eventos submicroscópicos de una reacción química o el núcleo de un átomo podrán ser estudiados a través de simulaciones, y la información obtenida podrá luego ser contrastada con experimentos. Y, no lo olvidemos, la UNAM es de todos los mexicanos: KanBalam no sólo servirá a sus investigadores, sino a institutos y universidades de todo el país, así como a la iniciativa privada.
En el lado industrial, en cambio, hallamos una concepción basada en creencias no comprobables, como ese intocable mito neoliberal del papel generador de riqueza y empleos de los empresarios. Para ser cierto, en todo caso, tendría que estar apoyado en el desarrollo activo de nuevas tecnologías y procesos la llamada "investigación aplicada" e incluso de nuevos conocimientos "básicos" (y si no, pregúntenle a IBM, Monsanto, Microsoft...).
En vez de eso, los industriales mexicanos a diferencia de los científicos mexicanos, que publican en las mismas revistas y con la misma calidad que sus colegas de primer mundo; ¿cuántos industriales pueden presumir de lo mismo? prefieren depender de la industria extranjera. Y además cosechar dinero del Conacyt. Vaya cinismo.
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- Roberto
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Muchísimo se ha hablado del trabajador mexicano catalogándolo como un “huevón” (holgazán) pero casi nunca se habla, de los empresarios mexicanos, solo la izquierda sectaria, y solo para denostarlos porque según su lógica: si eres rico eres malo. Pero, repito, en una forma crítica e imparcial, no se habla de los empresarios mexicanos, que, para nuestra desgracia, no les importa un carajo la comunidad en la que viven, si no es, para hacerse propaganda a través del “Teleton”. Tiene razón el buen Bonfil, son una vergüenza, aquí tenemos el tercer tipo más rico del mundo, y solo invierte en la sociedad para hacerse más rico. Por eso EE UU es una superpotencia, sus empresarios invierten en investigación y en su comunidad, son verdaderos patriotas.
"Todo aquel que crea en la telequinesis, que por favor levante mi mano.– James Randi."
Y aquí les comparto la columna de esta semana. Saludos
MILENIO DIARIO
La ciencia por gusto
Científicos: ateos vs. creyentes
http://www.milenio.com/mexico/milenio/f ... ?id=477630
Martín Bonfil Olivera
31 de enero de 2007
A pesar de los discursos políticamente correctos ("dar al César lo que es del César", etcétera), entre ciencia y religión siempre ha habido pugna.
La ciencia busca conocimiento confiable sobre el mundo; comprobable, que se acepte no por la autoridad de quien lo dice, sino por lo convincente de la evidencia y los argumentos racionales presentados. En ciencia, es fundamental entender cómo se sabe lo que se sabe.
La religión, en cambio, se basa fundamentalmente en la fe. Sobre todo las religiones teístas (que creen en un dios personal, creador y controlador del mundo), que cuentan con revelaciones divinas en forma de libros, profetas y demás líneas de comunicación con el mandamás universal. Cualquier discusión se zanja, finalmente, recurriendo a la "palabra de dios", en la que hay que creer por fe, sin que tenga caso cuestionar cómo se sabe lo que se sabe.
Por eso, aunque abundan los esfuerzos conciliadores (como los del Papa Ratzinger, quien declara que "ciencia y religión no se contraponen" o que "la fe y la razón son amigas", o los del fallecido biólogo Stephen Jay Gould, quien proponía que se trataba de "ministerios separados": mientras no invadieran sus respectivos terrenos, no habría problema), basta abordar temas donde la naturaleza humana entre en cuestión -anticoncepción, aborto, eutanasia, clonación, células madre, derechos de homosexuales- para que la guerra se desate.
Por eso, sorprende la entrevista publicada en el número actual de la revista National Geographic con Francis Collins, ex director del Proyecto Genoma Humano y unos de los científicos más influyentes del mundo, donde se declara cristiano convencido y argumenta que detrás del mundo natural existe un proyecto divino. Su nuevo libro El idioma de Dios (The lenguaje of God) busca convencer de que, además de la ciencia, la religión cristiana es necesaria para el bienestar humano.
En efecto: hay muchos científicos creyentes. Pero también hay muchos que son ateos, como el famoso biólogo Richard Dawkins, quien en su reciente obra La ficción de Dios (The God delusion) no sólo se lanza contra las religiones teístas, sino condena la enseñanza religiosa como "abuso infantil" e invita a los ateos a "salir del clóset".
Seguramente más de un lector querrá echarle un buen ojo a ambos libros, cuando aparezcan en español... aunque algunos de nosotros ya sabemos qué partido tomamos.
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Martín Bonfil Olivera
31 de enero de 2007
A pesar de los discursos políticamente correctos ("dar al César lo que es del César", etcétera), entre ciencia y religión siempre ha habido pugna.
La ciencia busca conocimiento confiable sobre el mundo; comprobable, que se acepte no por la autoridad de quien lo dice, sino por lo convincente de la evidencia y los argumentos racionales presentados. En ciencia, es fundamental entender cómo se sabe lo que se sabe.
La religión, en cambio, se basa fundamentalmente en la fe. Sobre todo las religiones teístas (que creen en un dios personal, creador y controlador del mundo), que cuentan con revelaciones divinas en forma de libros, profetas y demás líneas de comunicación con el mandamás universal. Cualquier discusión se zanja, finalmente, recurriendo a la "palabra de dios", en la que hay que creer por fe, sin que tenga caso cuestionar cómo se sabe lo que se sabe.
Por eso, aunque abundan los esfuerzos conciliadores (como los del Papa Ratzinger, quien declara que "ciencia y religión no se contraponen" o que "la fe y la razón son amigas", o los del fallecido biólogo Stephen Jay Gould, quien proponía que se trataba de "ministerios separados": mientras no invadieran sus respectivos terrenos, no habría problema), basta abordar temas donde la naturaleza humana entre en cuestión -anticoncepción, aborto, eutanasia, clonación, células madre, derechos de homosexuales- para que la guerra se desate.
Por eso, sorprende la entrevista publicada en el número actual de la revista National Geographic con Francis Collins, ex director del Proyecto Genoma Humano y unos de los científicos más influyentes del mundo, donde se declara cristiano convencido y argumenta que detrás del mundo natural existe un proyecto divino. Su nuevo libro El idioma de Dios (The lenguaje of God) busca convencer de que, además de la ciencia, la religión cristiana es necesaria para el bienestar humano.
En efecto: hay muchos científicos creyentes. Pero también hay muchos que son ateos, como el famoso biólogo Richard Dawkins, quien en su reciente obra La ficción de Dios (The God delusion) no sólo se lanza contra las religiones teístas, sino condena la enseñanza religiosa como "abuso infantil" e invita a los ateos a "salir del clóset".
Seguramente más de un lector querrá echarle un buen ojo a ambos libros, cuando aparezcan en español... aunque algunos de nosotros ya sabemos qué partido tomamos.
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Basta ya de abusos infantiles psicológicos !!! . Totalmente de acuerdo, nosotros seremos de una religión o otra generalmente según la religión de nuestros padres y la de estos de sus abuelos .... y como no, dependiendo del lugar donde hayas nacido. Los científicos que son creyentes son victimas de este abuso infantil, tan fuertemente arraigado en sus mentes prepuberes que parte de su conocimiento actual pasa a segundo plano.En efecto: hay muchos científicos creyentes. Pero también hay muchos que son ateos, como el famoso biólogo Richard Dawkins, quien en su reciente obra La ficción de Dios (The God delusion) no sólo se lanza contra las religiones teístas, sino condena la enseñanza religiosa como "abuso infantil" e invita a los ateos a "salir del clóset".
Ignorantes somos todos en alguna faceta de la vida, pero el que sabiendo lo que sabe lo ignora, es un necio.
Saludos.
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Yo no estoy de acuerdo, creo que es un “derecho” de los Padres educar a sus hijo según sus creencias, pero, este paradigma en el que creo, puede ser solo un “creencia temporal”, pero bueno, eso es mi convicción actual. Según yo el abuso infantil “religioso” empieza cuando las costumbres religiosas chocan con el bienestar infantil; por ejemplo, que los padres no manden a sus hijos a la escuela, o que no permitan que se les de medicinas o transfusiones de sangre o peor aun, que se les mutile (clítoris o labios vaginales). Creo que ahí el estado debe intervenir para no permitir estos “maltratos infantiles religiosos”
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