ENCUENTROS EN EL TERCER DESFASE
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ENCUENTROS EN EL TERCER DESFASE
Estaba recopilando información para un próximo Bajas Vibraciones que se tiltulará precisamente ENCUENTROS EN EL TERCER DESFASE, y no he podido resistirme a compartir con vosotros este material extraido de Muy Interesante de marzo (Nº 298). No es sólo un resumen, sino más bien un nuevo texto construido con esos datos. Confío en que les resulte interesante.
El fenómeno de las abducciones comienza en septiembre de 1961, cuando el matrimonio Hill cree ser perseguidos por una extraña luz y deciden desviarse por carreteras secundarias para esquivarla. Inexplicablemente, llegaron a su casa dos horas más tarde.
En los días siguientes, Betty Hill empieza a leer libros sobre ovnis y a sufrir pesadillas. Preocupados, acuden al psiquiatra y, bajo hipnosis, relatan una historia terrorífica: habían sido sometidos a un examen médico en un platillo volante y, tras borrarles la memoria, fueron liberados.
Cinco años después un periodista se hizo eco del caso, y la aventura de los Hill se convirtió en la receta maestra para las abducciones: luces extrañas en el cielo nocturno, carreteras secundarias, extraterrestres jugando a médicos, borrado de memoria y tiempo inexplicablemente perdido.
Hoy se sabe que la historia de los Hill, obtenida bajo hipnosis, está inspirada en la ciencia-ficción de la época. Por ejemplo, el aspecto de los extraterrestres es idéntico al de los que aparecían en la serie de televisión The outer limits.
Curiosamente, los estudios psiquiátricos realizados a los abducidos no reflejan psicopatologías, salvo excepciones. Sin embargo, ponen de manifiesto ciertos rasgos de la personalidad muy característicos.
Los abducidos no representan una muestra clásica de la población desde el punto de vista del convencionalismo en el estilo de vida. La mayoría son muy inventivos, creativos y originales. Suelen ser personas más sensibles a “realidades no ordinarias” y tienen una mayor tendencia a la disociación. También existe una relación bastante estrecha entre ver ovnis y tener creencias esotéricas.
Los trabajos de Elizabeth Loftus, la mayor experta mundial en el campo de la memoria, han demostrado que nuestra memoria es frágil y constructiva, que el testimonio de los testigos oculares es a menudo poco fiable y que se pueden inducir falsos recuerdos por simple sugestión. Se puede interferir y alterar la memoria simplemente dando información incorrecta una vez que ha ocurrido el suceso.
Un detalle a tener en cuenta es que los abducidos suelen ser personas que han “recuperado” su memoria bajo hipnosis; y psiquiatras como Wilson y Barber encontraron que las personas que son fáciles de hipnotizar suelen pasar una gran parte de su tiempo fantaseando, tienen sueños muy vívidos, reciben mensajes de fuerzas desconocidas… Alrededor del 4% de la población muestran estos rasgos en su personalidad. Cuanto más intensas son las experiencias de contacto con ovnis, mayor es la tendencia a fantasear.
Otro aspecto a considerar es que los “recuerdos” obtenidos bajo hipnosis podrían ser explicados por Elaboración Hipnótica o por simple sugestión. En los años 80 se puso de moda entre algunos terapeutas de Estados Unidos la “recuperación” de situaciones olvidadas. Algunos adultos sometidos a estas prácticas comenzaron a “recordar” cómo de niños habían sufrido abusos sexuales e, incluso, habían sido forzados a participar en orgías satánicas. Cerca de un millar de juicios se han celebrado a causa de estos recuerdos “recuperados”.
En 1990 George Franklin fue condenado a prisión por el asesinato de una niña de nueve años. Veinte años después del supuesto crimen, su hija se sometió a una sesión de hipnosis y “recuperó” la memoria; denunció a su padre ante la justicia y testificó que, tras violar a su amiga Susan, le aplastó la cabeza con una piedra. Afortunadamente, cinco años más tarde se demostró su inocencia.
Los expertos han demostrado que lo que en realidad sucede es que se crean falsos recuerdos que, sin ninguna duda, aparecen como verdaderos para el sujeto. Bajo hipnosis puedes aceptar y responder a una realidad sugerida. Los terapeutas pueden ser totalmente ajenos al hecho de que están creando las experiencias que van a tener que tratar. Cualquier “recuerdo”, sea cierto o no, es capaz de provocar un profundo impacto emocional.
Tanto quienes han “recobrado” el recuerdo de un abuso sexual en la niñez como aquellos que creen haber sido secuestrados –e incluso violados- por extraterrestres, presentan una mayor incidencia de la Parálisis del Sueño.
Todo sucede durante la fase del sueño en la que se produce un rápido movimiento ocular y que se conoce como fase REM. Es en este momento cuando soñamos y nuestros cuerpos están paralizados, evitando de esta forma que podamos dañarnos. Pero puede suceder que la fase REM no se desarrolle correctamente y empecemos a despertarnos antes de que se pase la parálisis. El pánico que provoca esta situación se puede ver acrecentado por alucinaciones hipnopómpicas, que aparecen de manera natural en el despertar (cuando éstas tienen lugar mientras empezamos a dormir se llaman hipnagógicas).
La parálisis del sueño le sucede al 30% de la población, del cual el 5% la tiene acompañada de alucinaciones visuales, táctiles y auditivas. Su cerebro le proporcionará todos detalles necesarios, ya sea extrayéndolos de una película que vio, de un libro que haya leído o de un relato escuchado. La experiencia será absolutamente real para el sujeto. Que se trate de extraterrestres, vampiros, familiares muertos o simples ladrones, sólo depende de los gustos literarios y cinematográficos de cada cual, o de la última estupidez que los medios de comunicación sensacionalistas hayan puesto de moda.
Si aceptamos las cifras que manejan los autoproclamados ufólogos, los extraterrestres habrían secuestrado unos cuatro millones de personas en Estados Unidos y alrededor de cien millones en todo el mundo. Resulta difícil de creer que estos secuestros masivos puedan pasar desapercibidos. Como ironizó Carl Sagan al respeto: “Es sorprendente que la mayoría de los vecinos ni siquiera se hayan dado cuenta de ello”.
A pesar de todo, y aunque el fenómeno ovni está pasado de moda, son muchos los que están convencidos de que existe una agenda sexual alienígena, cuyos objetivos serían violar, extraer óvulos, succionar semen e introducir sondas rectales. Es curioso que unas civilizaciones con tanto desarrollo tecnológico sean tan torpes y agresivos en sus experimentos médicos. Parece como si no supieran nada de clonación o biotecnología. Pero más llamativo aun es ese interés de los alienígenas por el sexo y no por facultades puramente humanas no compartidas por el resto de las especies del planeta.
Pero ya lo dijo Nietzsche: “Hay quienes desean saber y hay quienes quieren creer”.
Los ovnis ya no están de moda. Conocieron su época dorada entre los años 50 y los 80, cuando por todas partes surgían ufólogos que se dedicaban a investigar a testigos de avistamientos, los medios de comunicación se hacían eco de los casos más sonados y se producían películas y series de televisión.
El interés se mantuvo durante parte de los 90, pero al final se ha desvanecido cual platillo volante en la inmensidad del firmamento. Prueba de ello es que, quienes se dedicaban al “género” ahora publican libros sobre conspiraciones planetarias o pseudomisterios históricos.
De la moda de los hombrecillos verdes sólo han quedado unas cuantas ideas esperpénticas: como que estamos siendo visitados por doce razas distintas de extraterrestres; que algunas de ellas han llegado a un acuerdo con ciertos gobiernos, de modo que les permiten secuestrar a sus conciudadanos a cambio de tecnología; alienígenas que viven en bases secretas en el interior de la Tierra o en la cara oculta de la Luna y a los que les encanta el helado de fresa y la música tibetana.
Los ovnis, lo mismo que sucedió con las brujas en el siglo XVIII y los espíritus en el XIX, han pasado a formar parte del imaginario colectivo. Fueron el mito de moda del siglo XX y, como todos los mitos, han acabado constituyendo un sistema de creencias, casi en una religión.
El fenómeno de las abducciones comienza en septiembre de 1961, cuando el matrimonio Hill cree ser perseguidos por una extraña luz y deciden desviarse por carreteras secundarias para esquivarla. Inexplicablemente, llegaron a su casa dos horas más tarde.
En los días siguientes, Betty Hill empieza a leer libros sobre ovnis y a sufrir pesadillas. Preocupados, acuden al psiquiatra y, bajo hipnosis, relatan una historia terrorífica: habían sido sometidos a un examen médico en un platillo volante y, tras borrarles la memoria, fueron liberados.
Cinco años después un periodista se hizo eco del caso, y la aventura de los Hill se convirtió en la receta maestra para las abducciones: luces extrañas en el cielo nocturno, carreteras secundarias, extraterrestres jugando a médicos, borrado de memoria y tiempo inexplicablemente perdido.
Hoy se sabe que la historia de los Hill, obtenida bajo hipnosis, está inspirada en la ciencia-ficción de la época. Por ejemplo, el aspecto de los extraterrestres es idéntico al de los que aparecían en la serie de televisión The outer limits.
Curiosamente, los estudios psiquiátricos realizados a los abducidos no reflejan psicopatologías, salvo excepciones. Sin embargo, ponen de manifiesto ciertos rasgos de la personalidad muy característicos.
Los abducidos no representan una muestra clásica de la población desde el punto de vista del convencionalismo en el estilo de vida. La mayoría son muy inventivos, creativos y originales. Suelen ser personas más sensibles a “realidades no ordinarias” y tienen una mayor tendencia a la disociación. También existe una relación bastante estrecha entre ver ovnis y tener creencias esotéricas.
Los trabajos de Elizabeth Loftus, la mayor experta mundial en el campo de la memoria, han demostrado que nuestra memoria es frágil y constructiva, que el testimonio de los testigos oculares es a menudo poco fiable y que se pueden inducir falsos recuerdos por simple sugestión. Se puede interferir y alterar la memoria simplemente dando información incorrecta una vez que ha ocurrido el suceso.
Un detalle a tener en cuenta es que los abducidos suelen ser personas que han “recuperado” su memoria bajo hipnosis; y psiquiatras como Wilson y Barber encontraron que las personas que son fáciles de hipnotizar suelen pasar una gran parte de su tiempo fantaseando, tienen sueños muy vívidos, reciben mensajes de fuerzas desconocidas… Alrededor del 4% de la población muestran estos rasgos en su personalidad. Cuanto más intensas son las experiencias de contacto con ovnis, mayor es la tendencia a fantasear.
Otro aspecto a considerar es que los “recuerdos” obtenidos bajo hipnosis podrían ser explicados por Elaboración Hipnótica o por simple sugestión. En los años 80 se puso de moda entre algunos terapeutas de Estados Unidos la “recuperación” de situaciones olvidadas. Algunos adultos sometidos a estas prácticas comenzaron a “recordar” cómo de niños habían sufrido abusos sexuales e, incluso, habían sido forzados a participar en orgías satánicas. Cerca de un millar de juicios se han celebrado a causa de estos recuerdos “recuperados”.
En 1990 George Franklin fue condenado a prisión por el asesinato de una niña de nueve años. Veinte años después del supuesto crimen, su hija se sometió a una sesión de hipnosis y “recuperó” la memoria; denunció a su padre ante la justicia y testificó que, tras violar a su amiga Susan, le aplastó la cabeza con una piedra. Afortunadamente, cinco años más tarde se demostró su inocencia.
Los expertos han demostrado que lo que en realidad sucede es que se crean falsos recuerdos que, sin ninguna duda, aparecen como verdaderos para el sujeto. Bajo hipnosis puedes aceptar y responder a una realidad sugerida. Los terapeutas pueden ser totalmente ajenos al hecho de que están creando las experiencias que van a tener que tratar. Cualquier “recuerdo”, sea cierto o no, es capaz de provocar un profundo impacto emocional.
Tanto quienes han “recobrado” el recuerdo de un abuso sexual en la niñez como aquellos que creen haber sido secuestrados –e incluso violados- por extraterrestres, presentan una mayor incidencia de la Parálisis del Sueño.
Todo sucede durante la fase del sueño en la que se produce un rápido movimiento ocular y que se conoce como fase REM. Es en este momento cuando soñamos y nuestros cuerpos están paralizados, evitando de esta forma que podamos dañarnos. Pero puede suceder que la fase REM no se desarrolle correctamente y empecemos a despertarnos antes de que se pase la parálisis. El pánico que provoca esta situación se puede ver acrecentado por alucinaciones hipnopómpicas, que aparecen de manera natural en el despertar (cuando éstas tienen lugar mientras empezamos a dormir se llaman hipnagógicas).
La parálisis del sueño le sucede al 30% de la población, del cual el 5% la tiene acompañada de alucinaciones visuales, táctiles y auditivas. Su cerebro le proporcionará todos detalles necesarios, ya sea extrayéndolos de una película que vio, de un libro que haya leído o de un relato escuchado. La experiencia será absolutamente real para el sujeto. Que se trate de extraterrestres, vampiros, familiares muertos o simples ladrones, sólo depende de los gustos literarios y cinematográficos de cada cual, o de la última estupidez que los medios de comunicación sensacionalistas hayan puesto de moda.
Si aceptamos las cifras que manejan los autoproclamados ufólogos, los extraterrestres habrían secuestrado unos cuatro millones de personas en Estados Unidos y alrededor de cien millones en todo el mundo. Resulta difícil de creer que estos secuestros masivos puedan pasar desapercibidos. Como ironizó Carl Sagan al respeto: “Es sorprendente que la mayoría de los vecinos ni siquiera se hayan dado cuenta de ello”.
A pesar de todo, y aunque el fenómeno ovni está pasado de moda, son muchos los que están convencidos de que existe una agenda sexual alienígena, cuyos objetivos serían violar, extraer óvulos, succionar semen e introducir sondas rectales. Es curioso que unas civilizaciones con tanto desarrollo tecnológico sean tan torpes y agresivos en sus experimentos médicos. Parece como si no supieran nada de clonación o biotecnología. Pero más llamativo aun es ese interés de los alienígenas por el sexo y no por facultades puramente humanas no compartidas por el resto de las especies del planeta.
Pero ya lo dijo Nietzsche: “Hay quienes desean saber y hay quienes quieren creer”.
Los ovnis ya no están de moda. Conocieron su época dorada entre los años 50 y los 80, cuando por todas partes surgían ufólogos que se dedicaban a investigar a testigos de avistamientos, los medios de comunicación se hacían eco de los casos más sonados y se producían películas y series de televisión.
El interés se mantuvo durante parte de los 90, pero al final se ha desvanecido cual platillo volante en la inmensidad del firmamento. Prueba de ello es que, quienes se dedicaban al “género” ahora publican libros sobre conspiraciones planetarias o pseudomisterios históricos.
De la moda de los hombrecillos verdes sólo han quedado unas cuantas ideas esperpénticas: como que estamos siendo visitados por doce razas distintas de extraterrestres; que algunas de ellas han llegado a un acuerdo con ciertos gobiernos, de modo que les permiten secuestrar a sus conciudadanos a cambio de tecnología; alienígenas que viven en bases secretas en el interior de la Tierra o en la cara oculta de la Luna y a los que les encanta el helado de fresa y la música tibetana.
Los ovnis, lo mismo que sucedió con las brujas en el siglo XVIII y los espíritus en el XIX, han pasado a formar parte del imaginario colectivo. Fueron el mito de moda del siglo XX y, como todos los mitos, han acabado constituyendo un sistema de creencias, casi en una religión.
- Roberto
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Pues resulto “Muy Interesante”, si los datos los recogiste de la versión española, es diferente a la de México, aquí se publica por editorial Televisa y esta “mexicanizada”.
Así que resulta más interesante dado que no creo que tengamos a la mano los datos o algunos de los datos que extrajiste de la revista.
A mí me gusto sobremanera el resumen que hiciste de toda la parafernalia de los extraterrestres y su muy humano origen, lo tragicómico del asunto es que para los creyentes; estas pragmáticas y mundanas explicaciones se les hacen imposibles e incluso risibles, como si fuera más “lógico” la explicación “E.T.”
La necesidad de creer es más grande que el sentido común.
Así que resulta más interesante dado que no creo que tengamos a la mano los datos o algunos de los datos que extrajiste de la revista.
A mí me gusto sobremanera el resumen que hiciste de toda la parafernalia de los extraterrestres y su muy humano origen, lo tragicómico del asunto es que para los creyentes; estas pragmáticas y mundanas explicaciones se les hacen imposibles e incluso risibles, como si fuera más “lógico” la explicación “E.T.”
La necesidad de creer es más grande que el sentido común.
"Todo aquel que crea en la telequinesis, que por favor levante mi mano.– James Randi."
- REFICUL
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Siempre me llamó la atención que, entre los testigos de este tipo de fenómenos (apariciones de la virgen, extraterrestres,...), existiera un buen número de personas que pueden pasar por honradas.
Gracias a este artículo he comprendido que no es necesario estar loco, ser un mentiroso sin remedio o buscar la atención ajena desesperadamente.
Por así decirlo, ahora encajan mucho mejor las piezas del puzzle. Me siento más comprensivo e incluso admirado con aquellos que han tenido la valentía de proclamar su "verdad", aun sabiendo que se exponían a las burlas.
Claro que, si hubiesen podido ser conscientes de la fragilidad de la mente humana, los más inteligentes al menos, se habrían abstenido de hacer el ridículo de esa manera. Habrían buscado ayuda médica con la misma naturalidad con la que nos hacemos unas gafas cuando no vemos bien, o nos compramos un audífono cuando nos falla el oido.
Gracias a este artículo he comprendido que no es necesario estar loco, ser un mentiroso sin remedio o buscar la atención ajena desesperadamente.
Por así decirlo, ahora encajan mucho mejor las piezas del puzzle. Me siento más comprensivo e incluso admirado con aquellos que han tenido la valentía de proclamar su "verdad", aun sabiendo que se exponían a las burlas.
Claro que, si hubiesen podido ser conscientes de la fragilidad de la mente humana, los más inteligentes al menos, se habrían abstenido de hacer el ridículo de esa manera. Habrían buscado ayuda médica con la misma naturalidad con la que nos hacemos unas gafas cuando no vemos bien, o nos compramos un audífono cuando nos falla el oido.
- Moravec
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Reficul escribió:
Eso si hubieran podido ser conscientes de la fragilidad de la mente humana, al no poder serlo, que es lo más común, a veces caemos en la tentación de recordárselos y no importa que tan sutiles podamos llegar a ser, invariablemente su reacción es: NO ESTOY LOCO ERES TU QUIEN DEBERIA ABRIR SU MENTE!!!!!!!Claro que, si hubiesen podido ser conscientes de la fragilidad de la mente humana, los más inteligentes al menos, se habrían abstenido de hacer el ridículo de esa manera. Habrían buscado ayuda médica con la misma naturalidad con la que nos hacemos unas gafas cuando no vemos bien, o nos compramos un audífono cuando nos falla el oido.
Ipsa scientia potestas est.
Amicus Plato, sed magis amica veritas.
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- Roberto
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No sé si te entiendo Moravec, tampoco sé si interpreto bien a Reficul. Pero soy de la opinión que son las más, las personas que honradamente creen en las explicaciones ufológicas, exotéricas, o místicas de lo que en un momento vieron o creyeron ver. Pero no creo que ello tenga que ver con alguna falta de inteligencia o cordura. El fenómeno de creer en cosas raras es natural por si mismo o en si mismo, no sé cual sea la expresión correcta. Es, como decía anteriormente, en cierta forma trágico, que personas inteligentes y preparadas no estén consientes que, en lo que menos podemos confiar, es en nuestros sentidos.
Por otro lado, si el extremo del espectro es las personas que se sienten aducidas todo el tiempo o constantemente contactadas con fantasmas, o poseídas por el demonio, es aun más triste que no acudan a profesionales de la salud para resolver su problema.
He llegado a la conclusión que no somos muy diferentes al primer al hominido que se dio cuenta que su futuro inexorable sería la muerte, y a partir de ahí dejo que su anhelos de lo que no es lo definieran, en lugar de apreciar la grandiosidad de las explicaciones profanas de lo que es la naturaleza.
Obviamente existe una lastima mutua entre creyentes y escépticos, los primeros piensan que son unos “pobres necios” los segundos y estos consideran ingenuos a los primeros. Pero, si bien los escépticos no pueden considerarse los poseedores de la verdad absoluta, ya que de imaginarse así , no serían escépticos. Si nos señala la historia de las ideas y de la propia humanidad, que no estamos tan errados. No solo pienso que, como diría Séneca, el lenguaje de la verdad es siempre sencillo, sino, que, en la mayoría de los casos, lo que se acerca más a la verdad es una respuesta sencilla.
Por otro lado, si el extremo del espectro es las personas que se sienten aducidas todo el tiempo o constantemente contactadas con fantasmas, o poseídas por el demonio, es aun más triste que no acudan a profesionales de la salud para resolver su problema.
He llegado a la conclusión que no somos muy diferentes al primer al hominido que se dio cuenta que su futuro inexorable sería la muerte, y a partir de ahí dejo que su anhelos de lo que no es lo definieran, en lugar de apreciar la grandiosidad de las explicaciones profanas de lo que es la naturaleza.
Obviamente existe una lastima mutua entre creyentes y escépticos, los primeros piensan que son unos “pobres necios” los segundos y estos consideran ingenuos a los primeros. Pero, si bien los escépticos no pueden considerarse los poseedores de la verdad absoluta, ya que de imaginarse así , no serían escépticos. Si nos señala la historia de las ideas y de la propia humanidad, que no estamos tan errados. No solo pienso que, como diría Séneca, el lenguaje de la verdad es siempre sencillo, sino, que, en la mayoría de los casos, lo que se acerca más a la verdad es una respuesta sencilla.
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- --Araminta--
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La verdad es que para mí ese artículo no nos dice nada nuevo, todos nos sabíamos ya esa historia, ¿o no? Pero a su vez representa una problematica muy muy muy actual y en boga: la gente, a pesar de todo, sigue creyendo estupideces, y lo que es peor, nosotros terminamos siendo los malos de la película... no estoy deacuerdo con Roberto, no considero admirable en absoluto cerrar los ojos a la razón y sentirse orgulloso de eso...
- Roberto
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Que bueno que no estés de acuerdo conmigo DvdBio, pero no creo haber dicho eso. Y creo que la relevancia del artículo, no esta en su novedad, sino, en el excelente resumen que se hace de las explicaciones del origen de las creencias sobre las experiencias de las abducciones y los avistamientos.
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- Lalo Marquez
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En 1976, dentro de la organización MENSA Internacional (http://www.mensa.org/) cuyos miembros tienen un cociente intelectual (IQ) de más de 130 lo que los hubica en el 2 porciento del resto de la población en cuanto a términos de IQ, se hizo una encuesta para ver cómo estaban sus creencias en cuanto a los Ovnis. De entre los que respondieron, el 64% respondió afirmativamente a la pregunta sobre si creían que los ovnis eran naves espaciales que venían de otros planetas.
La revista Industrai Research/Development también hizo una encuesta similar entre sus lectores en 1979 y recibió 1200 respuestas a la pregunta "¿Cree que los ovnis existan?" y un total de 61% respondió afirmativamente. Y no solo eso, sino que el 44% indicó su creencia que los ovnis se originaban del "espacio exterior". Un análisis más detallado reveló que el 46% de los profesionistas con grados escolares superiores (como doctorados, maestrías, etc.) creían que los ovnis existen, y entre los que no tenían título profesional pero sí la misma creencia fueron un 87%.
Como podrán ver, el creer en una idea no confirmada y que vaya quizá hasta en contra de lo establecido, no es propio de las personas con, digamos, menor capacidad mental. Hasta la persona más inteligente, desde militares hasta científicos, desde profesionistas hasta técnicos, todos pueden caer en estas trampas de la credulidad si no están bien informados.
Y la calidad de la información es trabajo de todos, desde el gobierno hasta los medios, desde las escuelas hasta en nuestros hogares. Pero resulta ser que los medios informativos parecen estar en contra de nosotros. Todos saltan a publicar cualquier nota que atraiga raitng, y dedican escaso o tiempo nulo a ofrecer la explicación racional posterior cuando la hay.
No es de sorprender que haya tanta gente que cree en cosas raras sin siquiera saber por qué las cree. Si los medios no están regulados en cuanto a ofrecer una historia con las bases bien planteadas y respaldadas, entonces no podremos esperar más que recibir basura, y aprenderemos basura, y creeremos en basura.
La revista Industrai Research/Development también hizo una encuesta similar entre sus lectores en 1979 y recibió 1200 respuestas a la pregunta "¿Cree que los ovnis existan?" y un total de 61% respondió afirmativamente. Y no solo eso, sino que el 44% indicó su creencia que los ovnis se originaban del "espacio exterior". Un análisis más detallado reveló que el 46% de los profesionistas con grados escolares superiores (como doctorados, maestrías, etc.) creían que los ovnis existen, y entre los que no tenían título profesional pero sí la misma creencia fueron un 87%.
Como podrán ver, el creer en una idea no confirmada y que vaya quizá hasta en contra de lo establecido, no es propio de las personas con, digamos, menor capacidad mental. Hasta la persona más inteligente, desde militares hasta científicos, desde profesionistas hasta técnicos, todos pueden caer en estas trampas de la credulidad si no están bien informados.
Y la calidad de la información es trabajo de todos, desde el gobierno hasta los medios, desde las escuelas hasta en nuestros hogares. Pero resulta ser que los medios informativos parecen estar en contra de nosotros. Todos saltan a publicar cualquier nota que atraiga raitng, y dedican escaso o tiempo nulo a ofrecer la explicación racional posterior cuando la hay.
No es de sorprender que haya tanta gente que cree en cosas raras sin siquiera saber por qué las cree. Si los medios no están regulados en cuanto a ofrecer una historia con las bases bien planteadas y respaldadas, entonces no podremos esperar más que recibir basura, y aprenderemos basura, y creeremos en basura.
- REFICUL
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Confieso que no estaba muy informado en cuanto a porcentaje de creyentes en este u otros temas similares. Hasta ahora tenía una idea bastante pobre y tópica del asunto. Sabía que, bajo determinadas condiciones nuestra mente puede generar falsas realidades, pero desconocía que la moda de la abducciones se basará en buena medida en recuerdos "recuperados" bajo hipnosis, e ignoraba por completo lo de la parálisis del sueño.
Inconscientemente aplicaba el siguiente esquema:
Creyentes: Los que creen en hombrecillos verdes, apariciones de la virgen...
Escépticos: Los que comprenden que lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible.
Listos: Los que saben que los escépticos tienen razón, pero también saben como vivir del cuento a costa de los creyentes.
Claro, no terninaban de encajar las piezas, ya que hay un buen número de personas honradas e inteligentes que incluso se han perjudicado declarando públicamente su "realidad".
Por cierto, tiene su gracia que se llame MENSA una organización con los coeficientes intelectuales más altos. Según tengo entendido (por los episodios del Chavo del MENSO, es por allí sinónimo de tonto. Confio en el fantástico servicio de GLOSARIO y quedo en espera de una confirmación al respecto.
Inconscientemente aplicaba el siguiente esquema:
Creyentes: Los que creen en hombrecillos verdes, apariciones de la virgen...
Escépticos: Los que comprenden que lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible.
Listos: Los que saben que los escépticos tienen razón, pero también saben como vivir del cuento a costa de los creyentes.
Claro, no terninaban de encajar las piezas, ya que hay un buen número de personas honradas e inteligentes que incluso se han perjudicado declarando públicamente su "realidad".
Por cierto, tiene su gracia que se llame MENSA una organización con los coeficientes intelectuales más altos. Según tengo entendido (por los episodios del Chavo del MENSO, es por allí sinónimo de tonto. Confio en el fantástico servicio de GLOSARIO y quedo en espera de una confirmación al respecto.
- Lalo Marquez
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Sí, curiosamente y como bien lo indica wikipedia, en México, Ecuador, Honduras, Nicaragua, y El Salvador la palabra "mensa" significa "tonta". DvdBio está en lo correcto, según www.mensa.org :
Traducción: "La palabra "Mensa" significa "mesa" en Latín. El nombre simboliza una sociedad de mesa-redonda, donde la raza, color, credo, origen nacional, edad, política, lo social y la educación son irrelevantes.The word "Mensa" means "table" in Latin. The name stands for a round-table society, where race, color, creed, national origin, age, politics, educational or social background are irrelevant.
- Roberto
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Glosario: Menso(a); referente a una persona poco inteligente. Es un insulto de bajo perfil, como tonto, para llegar al grado de insulto se debe decir; pendejo, que es como el ibérico; capullo.
Bueno, pero para no desviarnos del interesante tema, lo retomo. Yo tenía la misma “creencia”, ¡Qué paradójico! ¿No?, antes pensaba que los creyentes eran tontos, pero una de las primeras cosas que me di cuenta, cuando en compañía de Lalo visitaba, con fines escéptico-evangelizadores, un sitio donde se cultiva la credulidade, que las personas creyentes no eran nada tontas, sino, tipos muy inteligentes, por desgracia, esa inteligencia la orientaban a “justificar” sus diferentes creencias. El que resultó bastante gilipollas fui yo, ya que “creí” que los iba a convencer de que no creyeran en lo que más desean, es como tratar de convencer con argumentos “sumamente inteligentes” a un niño; para que deje de querer a su mamá, no creo que se tenga un argumento inteligente para algo tan estupido.
Supongo que creer en mitos, leyendas, dioses, o ideas sobre otra realidad en general es parte de la naturaleza humana, o tal vez sea un resultado colateral de la inteligencia. Ahora recuerdo que leí un cuento de ciencia ficción, hace bastante tiempo, que ya no recuerdo el autor, sobre que construyen un robot inteligente para que se encargue de una estación espacial, bastante lejana. Cuando llega un supervisor humano, se da cuenta que con las instrucciones de trabajo que le han dado al robot ha creado una especie de religión, ya no recuerdo bien el asunto, pero lo más interesante es la interpretación que hace la fría mente del robot le da a sus ordenes o instrucciones para convertirlas en una religión. De esa misma temática es la primera película de la serie de Strak trek, donde la sonda Voyager se topa con una civilización de maquinas inteligentes y estas la convierten en un ser inteligente, llamado, V'ger , que regresa a la tierra en busca de su “creador”, para descubrir que unas simples “unidades de carbono” la construyeron, lo cual le causa una crisis, al grado de quemar una conexión para no seguir aceptando la verdad.
Bueno, ahí tienen otra teoría, “Las creencias son un resultado colateral de la evolución de la inteligencia”.
De ser cierto, sería una verdadera patada en las bolas de los creacionistas, ya que tendrían que dejar de creer para no apoyar la teoría de la evolución.
Bueno, pero para no desviarnos del interesante tema, lo retomo. Yo tenía la misma “creencia”, ¡Qué paradójico! ¿No?, antes pensaba que los creyentes eran tontos, pero una de las primeras cosas que me di cuenta, cuando en compañía de Lalo visitaba, con fines escéptico-evangelizadores, un sitio donde se cultiva la credulidade, que las personas creyentes no eran nada tontas, sino, tipos muy inteligentes, por desgracia, esa inteligencia la orientaban a “justificar” sus diferentes creencias. El que resultó bastante gilipollas fui yo, ya que “creí” que los iba a convencer de que no creyeran en lo que más desean, es como tratar de convencer con argumentos “sumamente inteligentes” a un niño; para que deje de querer a su mamá, no creo que se tenga un argumento inteligente para algo tan estupido.
Supongo que creer en mitos, leyendas, dioses, o ideas sobre otra realidad en general es parte de la naturaleza humana, o tal vez sea un resultado colateral de la inteligencia. Ahora recuerdo que leí un cuento de ciencia ficción, hace bastante tiempo, que ya no recuerdo el autor, sobre que construyen un robot inteligente para que se encargue de una estación espacial, bastante lejana. Cuando llega un supervisor humano, se da cuenta que con las instrucciones de trabajo que le han dado al robot ha creado una especie de religión, ya no recuerdo bien el asunto, pero lo más interesante es la interpretación que hace la fría mente del robot le da a sus ordenes o instrucciones para convertirlas en una religión. De esa misma temática es la primera película de la serie de Strak trek, donde la sonda Voyager se topa con una civilización de maquinas inteligentes y estas la convierten en un ser inteligente, llamado, V'ger , que regresa a la tierra en busca de su “creador”, para descubrir que unas simples “unidades de carbono” la construyeron, lo cual le causa una crisis, al grado de quemar una conexión para no seguir aceptando la verdad.
Bueno, ahí tienen otra teoría, “Las creencias son un resultado colateral de la evolución de la inteligencia”.
De ser cierto, sería una verdadera patada en las bolas de los creacionistas, ya que tendrían que dejar de creer para no apoyar la teoría de la evolución.
"Todo aquel que crea en la telequinesis, que por favor levante mi mano.– James Randi."
Ciertamente, algunos creyentes suelen ser muy inteligentes, a veces más que uno mismo, pero ¿porqué dedicar su inteligencia a estupideces como esa? esa es mi dudad, quizá sea cierto y de la inteligencia provienen las creencias, la necesidad de creernos superiores, porque aceptar la realidad cuesta muchísimo trabajo, pero es una lástima porque si todos la aceptaran este seria realmente un mundo mejor debido a que cada quien haría lo mejor para vivir el presente al máximo y de una forma realista.
Por cierto Robeto, sobre el cuento que mencionas, adivina tu nomás quien es su autor... sí, es Isaac Asimov, y es parte del libro " Yo Robot" También es uno de mis cuentos favoritos...
Por cierto Robeto, sobre el cuento que mencionas, adivina tu nomás quien es su autor... sí, es Isaac Asimov, y es parte del libro " Yo Robot" También es uno de mis cuentos favoritos...
- REFICUL
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Estoy plenamente de acuerdo con Vd., amigo Roberto. Es más, sostengo que religión y ciencia son el mismo fenómeno en distinto grado de desarrollo.
Muchos situan el nacimiento de la religión en la necesidad psicológica de vencer a la muerte. Pero, en mi nada docta opinión, la religión nació antes como un intento de explicar la realidad. Un intento muy torpe y desesperado quizá, pero tampoco se les podía pedir mucho más a nuestros ancestros. Ellos se debieron sentir infinítamente pequeños y vulnerables a merced de los elementos.
Según pudieron observar, todo lo vivo cambiaba; las plantas crecían y los animales, además, se movían. Por lo tanto, si la tierra temblaba o un volcán entraba en erupción era porque un poderoso ser controla el fenómeno en cuestión. Así mismo, los astros se movían o eran movidos por seres poderosísimos que vivían eternamente, pues siempre habían estado allí.
Allí donde hay ignorancia surge la necesidad de observar, acumular datos e interpretarlos con el fin de predecir y adelantarse a los acontencimientos (CIENCIA). Pero en la medida que esa interpretación y predicción es poco fiable, persiste el miedo; y contra él, nada como la veneración para ganar los favores o, cuando menos, apaciguar la ira de seres sobrenaturales (RELIGIÓN).
En aquellos tiempos ciencia y religión eran una misma cosa. El conocimiento y la magia estaban perfectamente amasados en la figura del hechicero. Más tarde, con la especialización comenzarían a separarse; dando lugar al físico (médico, astrólogo, matemático...) y al sacerdote, administrador exclusivo con franquicia del componente mágico.
A nivel personal, está claro que no otorgo la misma estima a la necesidad de saber que a la necesidad de creer, pero comprendo que, unos pocos años de ilustración, no son suficientes para frenar una poderosa inercia milenaria que, además, ha sido magnífica herramienta para el poder de todas las épocas.
Muchos situan el nacimiento de la religión en la necesidad psicológica de vencer a la muerte. Pero, en mi nada docta opinión, la religión nació antes como un intento de explicar la realidad. Un intento muy torpe y desesperado quizá, pero tampoco se les podía pedir mucho más a nuestros ancestros. Ellos se debieron sentir infinítamente pequeños y vulnerables a merced de los elementos.
Según pudieron observar, todo lo vivo cambiaba; las plantas crecían y los animales, además, se movían. Por lo tanto, si la tierra temblaba o un volcán entraba en erupción era porque un poderoso ser controla el fenómeno en cuestión. Así mismo, los astros se movían o eran movidos por seres poderosísimos que vivían eternamente, pues siempre habían estado allí.
Allí donde hay ignorancia surge la necesidad de observar, acumular datos e interpretarlos con el fin de predecir y adelantarse a los acontencimientos (CIENCIA). Pero en la medida que esa interpretación y predicción es poco fiable, persiste el miedo; y contra él, nada como la veneración para ganar los favores o, cuando menos, apaciguar la ira de seres sobrenaturales (RELIGIÓN).
En aquellos tiempos ciencia y religión eran una misma cosa. El conocimiento y la magia estaban perfectamente amasados en la figura del hechicero. Más tarde, con la especialización comenzarían a separarse; dando lugar al físico (médico, astrólogo, matemático...) y al sacerdote, administrador exclusivo con franquicia del componente mágico.
A nivel personal, está claro que no otorgo la misma estima a la necesidad de saber que a la necesidad de creer, pero comprendo que, unos pocos años de ilustración, no son suficientes para frenar una poderosa inercia milenaria que, además, ha sido magnífica herramienta para el poder de todas las épocas.